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Los márgenes del Jarama contaminados por radiación

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha admitido oficialmente —a través de un comunicado enviado a los medios la noche de este miércoles— la existencia de las ocho banquetas con lodos contaminados radiológicamente en varios puntos de los márgenes del canal de riego del Jarama. Pero, además, el CSN enumera otras cinco zonas contaminadas.


Ninguna de las seis zonas que enumera el supervisor están catalogadas oficialmente como terreno contaminados porque España tiene pendiente desde 2008 la elaboración de un inventario de suelos afectados por vertidos radiactivos. Es decir, existe un limbo legal en el que el CSN —encargado de la seguridad nuclear en España— admite que hay suelos contaminados pero señala a la vez que no están declarados oficialmente.
En el comunicado oficial el supervisor afirma que el Ministerio para la Transición Ecológica está ya tramitando los cambios legales necesarios para que que facilitarán la aprobación del catálogo. Esto, según el CSN, "facilitará la puesta en marcha de las actuaciones pertinentes y necesarias para la declaración de los terrenos afectados por contaminación radiactiva y, en su caso, la determinación de las acciones de limpieza o restricciones de uso, o bien la declaración de libre uso".
Hasta ahora se desconocía la existencia de las banquetas con lodos procedentes de un vertido de 1970, que el franquismo ocultó a lo largo del canal de riego. "Existen diversos terrenos que presentan radiactividad originada por actividades humanas", señala el CSN ahora. Asegura que, a través del ejercicio de su función reguladora y de control en materia de protección radiológica", ha conocido distintos emplazamientos con presencia de radiactividad. Pero "se estima que no existe riesgo radiológico significativo".
Además de las ocho zanjas del Jarama —contaminadas con cesio-137 y estroncio-90 desde hace casi medio siglo— el CSN enumera otras cinco áreas, cuya existencia sí era conocida hasta ahora.
El supervisor encabeza el listado por Palomares, en Cuevas de Almanzora (Almería), donde existen unas 40 hectáreas, "fraccionadas en cuatro zonas, con presencia de plutonio-239 y americio-241" procedentes del accidente de 1966 (el choque de un bombardero estadounidense B-52 con un avión nodriza que causó la caída de cuatro bombas nucleares). También se refiere el CSN a 1.600 metros cuadrados con cesio-137 en las marismas de Mendaña, en el estuario del río Tinto en Huelva. Y las 1.200 hectáreas con radio-226 en el estuario del río Tinto en Huelva, antes de su confluencia con el río Odiel donde está la enorme balsa de fosfoyesos.
El listado del CSN incluye el paraje de El Hondón, en Cartagena (Murcia), donde están ubicados "unos depósitos de lodos de fosfatos, con una extensión de aproximadamente 108 hectáreas, con presencia de uranio-238". Por último, en el embalse del Ebro situado en Flix, Tarragona, "se situaban lodos de fosfatos, con presencia de uranio-238". Según el CSN en este último caso los lodos "ya han sido retirados". Finalmente, el supervisor señala que existen antiguas explotaciones de uranio y otros minerales ya cerradas pero en las que podría haber material radiactivo.
El supervisor reconoce que todos son terrenos "que presentan radiactividad originada por actividades humanas". Pero, debido a la falta de un catálogo de suelos afectados, se da la paradoja de que "en este momento, no existe ningún terreno declarado como contaminado". El CSN recuerda que elaboró un borrador para acometer el catálogo, pero se "constató la necesidad de modificar la Ley de Energía Nuclear". Es decir, que para poder seguir adelante con ese inventario el Gobierno debía actuar, algo que no ha ocurrido durante la última década.
Tras conocerse la existencia de las banquetas del Jarama y la falta del catálogo, el Ministerio para la Transición Ecológica se comprometió a poner en marcha ese inventario.
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