La clínica vienesa recibía estudiantes de varias partes de Europa, pero la fiebre puerperal hacía estragos. Semmelweis, muy conmovido por lo que observaba, empezó a recopilar información, a cuantificar datos y reflexionar sobre lo que estudiaba.
En el Hospital había dos salas de partos y comprobaba que en una sala había 10 veces más muertes que en la otra. Esto empezó a preocuparle y estudiaba datos de una y otra sala para intentar averiguar la causa.
Había hipótesis que no convencían a Semmelweis como que el motivo de tanta morbilidad era por causas como: la angustia que causaba el sonido de la campanilla del acólito que precedía al sacerdote, cuando éste se dirigía allá para administrar los sacramentos a las moribundas; la vergüenza que sentían las mujeres ante los estudiantes (que eran quienes atendían los partos), y la mala ventilación.
Observó que una sala estaba atendida por matronas y era la que menos muertes ofrecía, mientras que la otra era atendida por estudiantes de medicina que antes de atender partos hacían sus experimentos en una sala donde realizaban la necropsia.
Propuso a sus estudiantes el lavado de manos con cloro antes y después de examinar a sus pacientes.
Pronto observó que la mortalidad en las dos salas se igualaba, por lo que se sentía orgulloso de tal descubrimiento. En aquella época no se sabía nada de microorganismos, ni de virus, ni de bacterias.
Pero cuando contaba este hecho en el Club de médicos de la ciudad, sus colegas se burlaban de él, incluso le propusieron su destitución. Esto le produjo una depresión que le obligó a abandonar la medicina por unos meses.
Aunque ya repuesto, en una recaída sus amigos decidieron internarle en el hospital y en esa instancia, Semmelweis se cortó en un dedo que primero se infectó, después se gangrenó y le produjo la muerte.
Sin saber la causa, Semmelweis fue precursor del lavado de manos, algo que tiene gran importancia para el personal sanitario hoy en día, pocos años después se descubrió que eran los microorganismos los que generaban múltiples infecciones y que las medidas de higiene como ocurre actualmente con el coronavirus eran imprescindibles.
Semmelweis murió por un patógeno presente en su propio descubrimiento.
El médico Li Wenliang avisó en sus redes sociales sobre la existencia de un virus desconocido, como era el Covid-19.
En diciembre pasado, intentó alertar a sus colegas médicos advirtiendo sobre un virus que creía que se parecía al SARS, otro coronavirus mortal.
Pero la policía le dijo que "dejara de hacer comentarios falsos" y fue investigado por "propagar rumores".
Li Wenliang continuó su trabajo en Wuhan y fue detenido y el 31 de enero fallecía.
Se convertía así en el Semmelweis chino, que descubría una enfermedad y moría fruto de su propio descubrimiento.
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