El 8 de agosto de 1938, cinco meses después del “Anschluss” (anexión) de Austria al III Reich, llegaron los primeros presos del campo de Dachau a Mauthausen. A la hora de elegir el lugar fue decisiva su ubicación en las inmediaciones de la cantera de granito, como también ocurrió con el campo anejo de Gusen en 1940. Los presos fueron empleados en los primeros momentos en la construcción del campo y trabajaron para empresa propiedad de la SS “Deutsche Erd- und Steinwerke GmbH.” en la producción de materiales para las obras monumentales y de prestigio de la Alemania nacionalsocialista.
Tras ser liberado del campo de concertación, se enamoró en Toulouse de la en Justo Sánchez Acevedo es uno de esos valverdeños en los que en sus ojos se podía ver reflejada parte de la historia de España. Vivió la Guerra Civil e incluso fue deportado a Alemania, donde sufrió en sus carnes la crueldad del campo de concentración de Mauthaussen.
«Mi tío era un buen cantaor y por los años treinta sacaba algunas perrillas en los concursos que se hacían en el bar de La Ligera, en la Casa del Pueblo, en las fiestas o en los bailes». Con esas palabras recuerda los anos felices de este valverdeño su sobrina Ángela Bellerino Sánchez. Más tarde estalló la Guerra Civil y huyo de Valverde.
Pasó parte de la contienda en Madrid, ciudad en la que coincidió con La Pasionaria en la Casa de Campo y con otros dirigentes republicanos. Más tarde, vivió la crueldad del ser humano en primera persona.
Modesto Morera Cuéllar, hijo del 'Grao' y marido de Ángela, recuerda las señales en su cuerpo del castigo que sufrió por parte de los alemanes. Una cruz grabada a fuego en la espalda era solo una de ellas. Hasta el momento se había publicado que Justo murió en el campo de concentración nazi. Sin embargo, según detalla sus familia, consiguió librarse aquello. Se escondió en un cono de vino y fue descubierto por un alemán que no lo denunció. Más tarde, fue liberado por las tropas norteamericanas y tuvo que ser hospitalizado en Toulouse para reponerse de los múltiples castigos y sufrimientos a los que había sido sometido.
En su estancia en el hospital se enamoró de su enfermera, una francesa llamada Marcela. Con ella se casó tras recuperarse. Trabajó en una granja de vacas y después en una fábrica metalúrgica. Estuvo 25 años sin poder venir a España. Cuando lo consiguió, en 1970, llegó hasta Valverde. Ese viaje lo repitió en varias ocasiones, aunque según dice su sobrina Ángela, visitaba de forma más frecuente su casa de Vicálvaro (Madrid) y después la de San Fernando de Henares.
En las muchas horas que pasaban juntos los dos matrimonios, Justo les contaba las tristes y trágicas historias que vivió en Alemania. Sobre todo aludía a los paisanos que allí murieron. Él siguió viviendo en Francia y allí murió hace unos años sin descendencia.
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