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Romería del Cristo de Rivas a la que asisten muchos devotos sanfernandinos


El Convento de los Mercedarios descalzos es hoy día el santuario del Cristo de Rivas. Es un majestuoso edificio herreriano.


A su vez fue construido en el lugar de la antigua ermita dedicada a Santa Cecilia, del siglo XIII. El duque de Rivas del Jarama trasladó allí la imagen del Cristo de los Afligidos.



Los jardines de la ermita, en otro tiempo convento y después palacio, se edifica un barco de mampostería que es muy visitado.





La romería se ha convertido en urbana, con paseos entre los árboles de los jardines de la ermita y compras en los puestos de recuerdos, dulces y golosinas. Hace dos años falleció una mujer y el año pasado el Ayuntamiento de Rivas impidió el tráfico rodado y los puestos de comerciantes, algunos de ellos se resistieron y fueron multados, pero según nos cuentan los propietarios de puestos ambulantes, a fecha de hoy, no han tenido noticias. El Ayuntamiento de Rivas hizo que se legalizasen y para ello crearon la Asociación 29 de Septiembre, cumpliendo todos los requisitos legales, pero el tráfico sigue cortado y los peregrinos y devotos tienen que hacer a pie casi un kilómetro por cada uno de los accesos para llegar a la Ermita.



Nos acercamos a esta romería que cuenta con una importante devoción popular desde muy antiguo, la del Santo Cristo de los Afligidos de Rivas, conocida también como la Romería del Cristo de Rivas. Se celebra todos los 29 de Septiembre en el conocido día del Veranillo de San Miguel, remontándose su origen a 1655. Miles de devotos fieles acuden fundamentalmente desde diferentes localidades de la vega del Jarama, aunque también de otras poblaciones vecinas como Vicálvaro y Madrid capital; todos ellos se acercan hasta el santuario para contemplar la talla policromada del Cristo con la intención de realizar peticiones, tales como: pedir intercesión para solventar algún problema irresoluble, curar afecciones o implorar por el fin de penurias. Muchos son los que vuelven a agradecer por el favor concedido. Muy difundido entre el acervo de sus devotos está la idea que se trata de una imagen milagrera, capaz de obrar prodigios y maravillas con la simple invocación de su nombre, a la manifestación de sus estampas o el empleo del aceite de las lámparas que lo iluminan. En los anales del convento se hallan consignados un gran número de intercesiones o milagros.


El público es muy variopinto dominando las personas de cierta edad; por lo general se acercan personan que guardan fe, otros descreídos que vienen a probar, total nada se pierde, otros tantos curiosos atraídos por la fama y lo pintoresco a los ojos laicos. Tal vez desahuciados agarrados a una última esperanza dónde sean atendidas sus súplicas desoídas en el siglo en otros ámbitos. Hace unos años era más frecuente observar a algunos romeros acudiendo descalzos o de rodillas, como muestra de su fervor, tal vez para peticionar, para expiar, como vía de redención; en otro caso como agradecimiento o simplemente como práctica ascética para llegar a Jesús. Hoy en día dominan los que portan ofrendas; es tradición acompañar los rezos y peticiones con la colocación de velas, cirios, y cerillos así como toda suerte de exvotos de cera (con forma de lo que se ha peticionado sanar).




En tiempos se permitía la colocación de luminarias en el interior de la Ermita, así como los ex-votos, pero un aparatoso incendio en la capilla el año ’89 lo desaconsejó, y se prohibió de cara a evitar más accidentes; por ello se habilitaron en el exterior una serie de altares a tal efecto, dónde los asistentes pueden depositar y encender sus candelas ayudados por voluntarios que van organizando y despejando la superficie conforme avanza el día.
Junto con estas manifestaciones de religiosidad popular la jornada discurre entre diferentes misas de campaña que se celebran a los pies de la ermita, siendo la más importante la misa Mayor a las doce del mediodía, suele ser presidida por el Obispo de la diócesis de Alcalá de Henares; el mismo Obispo acabada la ceremonia acompaña la procesión de la imagen que se realiza portada a hombros por el interior del santuario.
Digna de mención es una mesita junto a la casa de los guardeses en la que se ofrece aquello que cualquier domingo podríamos adquirir en la sacristía de la Ermita: recuerdos del Santo Cristo: entre lo más interesante dos opúsculos sobre la historia de la Ermita y otro con la novena del Cristo, también encontramos un frasquito con aceite de oliva con el que se ha alimentado las lámparas que iluminan el tabernáculo del Cristo. La devoción popular atribuye poder analgésico a dicho aceite, siendo útil para ungir la parte dolorida del cuerpo o para dar friegas.


Con los estertores de la canícula acabamos el mes de Septiembre en esta Romería sobre los cortados de Rivas, vecinos al cauce del río Jarama. Originariamente fue un lugar muy apacible y silencioso, circustancia esta violentada por la carretera de San Fernando y el vuelo de los aviones. Aún con todo adentrándonos en los cortados podemos disfrutar de la serenidad y el rumor del Jarama, blándamente escoltado por un bosque de rivera. No nos cabe duda de la elección del lugar, seguramente también se deseo sacralizar un lugar islámico (algo muy frecuente en toda España en que se cristianiza lo pagano). Perfumados por las flores de las altabacas y con largas filas de automóviles estacionados en los laterales de la carretera, cientos, quizá miles de romeros acceden desde Rivas-Vaciamadrid, desde la carretera de Vicálvaro o incluso desde la de Mejorada a la carretera cortada dónde se dispone el mercadillo: multitud de casetas, puestos, chiringuitos y tinglados jalonan los laterales de la carretera; mezclando lo religioso con lo pagano: morcillas, encurtidos, hierbas medicinales, dulces, golosinas, juguetes, ropa y complementos, churros y rosquillas, se amalgaman con recuerdos devotos como calendarios, estampas, figuras, llaveros, rosarios… Encontramos medallas con reliquias del Padre Pío en un puesto que venía de San Miguel de Garabandal (Cantabria), lo que nos da idea de la distancia que cubren estos vendedores itinerantes para cubrir un solo día. Realmente típicos los puestos de velas y exvotos, con sus característicos colores rojos y cerúleo, rematados por casquillos de latón o plateado; veremos apiladas cabezas, ojos, manos, niños, pechos, rosquillas de San Blás… Todo ello en cera.


La imagen del Santo Cristo de los Afligidos de Rivas, se venera en la Ermita de Santa Cecilia adosada al convento de los Padres Mercedarios descalzos. Dicho conjunto se encuentra en el término municipal de Rivas-Vaciamadrid, pero en origen no fue así, pues previa a la unificación de ambas poblaciones en 1954 este pertenecía a lo que fue un poblado medieval denominado Ribas del Jarama, pequeño caserío que vendría a encontrarse en las inmediaciones de las rotondas que articulan la actual carretera. La edificación se asienta a los pies de un cerro o promontorio yesífero conocido como el Cerro de Gracián Ramírez; sobre cuya cima se elevaba un castillo de origen musulmán, típica edificación ansalusí del siglo IX cuyo fin era custodiar el acceso al agua del Jarama. Esta fortaleza era vecina de la de Cervera (Mejorada del Campo) hoy también desaparecida, con la que mantenía muy buen contacto visual. Aquí surge lo legendario pues el cerro recibe el nombre del primer antecesor del duque de Rivas, cuyo castillo databa de 720, además Gracián fue el descubridor de la imagen de la Virgen de Atocha, escondida en tiempos de la invasión musulmana; así como él y su familia fueron los perceptores de un maravilloso milagro obrado por la intercepción de dicha Virgen.



El actual convento se asienta sobre una anterior edificación de 1156, la ermita de Santa Cecilia (santa y mártir) que a su vez estaba edificada sobre una cueva en la que un guarrero (rey de ganado de cerda es como aparece en los documentos) halló milagrosamente entre destellos una talla de madera de dicha advocación;  la familia de Gracián Ramírez va a ir levantando una ermita. Con el tiempo la imagen poseerá una acrecentada tradición milagrera. La cueva durante siglos se conservó inalterada, según las crónicas hasta el siglo XVII. El convento fue declarado monumento Histórico Artístico en 1979, es de alzado Barroco, edificado en mampostería y ladrillo (lo que se conoce como aparejo toledano). El permiso general para la fundación se concede mediante licencia de 28 de Abril de 1603. Sus propietarios en origen fueron los Condes de Benavente, pasando por distintas manos, llegando a residir en el convento de Santa Bárbara en Madrid; hasta su traslado a este convento en Febrero de 1655. Con la desamortización de Mendizábal  (1836) sufre otro traslado a la par que los monjes deben abandonar el convento, pero en 1842 el III Duque de Rivas (don Ángel Saavedra, conocido poeta y liberal) gestiona sus derechos de patronato sobre el asilo religioso evitando que salga a subasta pública, como descendiente de doña Beatriz Ramirez de Mendoza (condesa de Castelar) quién confió a sus sucesores la conservación y cuidado del convento y santuario, indicando que en caso que los mercedarios renunciasen o dejasen el convento este pasaría a los vínculos de la fundadora, revirtiendo a la familia.


Durante la Guerra Civil fue violado, saqueado; fue una posición defendida por las Brigadas Internacionales; que incendian y destruyen la posición militar. No se inaugura nuevamente hasta los años ’40 la capilla en la que se venera el Cristo. Sobre la entrada de la Ermita preside una escultura de Santa Cecilia. La talla original del Cristo era obra del artista vallisoletano Juan Rodríguez, continuador de la tradición de Gregorio Fernández;  La talla auténtica fue destruida durante la Guerra, por lo que la actual es una copia basada en diferentes documentos; se corresponde a un ecce homo dónde se muestra a Jesús tras el juicio de Poncio Pilato, este tipo de imágenes también es conocida como la flagelación o Jesús atado a una columna.
En este convento, se aúna la Historia lo mágico, lo legendario, lo místico, lo “milagrero” con lo religioso; tal vez esto es lo que hace de esta romería y este santuario tan interesante tanto para el creyente como para el que simplemente es curioso o estudioso de antropología. No olviden visitar este lugar o bien en futuras romerías o, si no les es posible, durante cualquier Domingo que es cuando se encuentra abierto dado que como les recordamos desde la desamortización no hay comunidad religiosa en él.
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