El rotativo británico, que alude a dos fuentes conocedoras de estos trámites, afirman que el departamento liderado por la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, lleva trabajando casi dos años en este asunto. En junio el Wall Street ya puso sobre la mesa que Europa se preparaba para meter mano a la compañía y su 'buy box', el elemtno de la discordia. En 2018 trascendió de que las autoridades comunitarias habían recibido algunas quejas a este respecto y que las había valorado, pero hasta el momento estas sospechas no se habían traducido en ninguna acción concreta.
El caso, según explican las informaciones, vendría a ahondar en las dos almas de Amazon y el conflicto de intereses que experimenta: no hay que olvidar que actúa como un minorista en línea, sirviendo de plataforma de venta para productos de terceros; pero también vende productos de fabricación propia, empaquetados tras una enorme batería de marcas blancas. No ni mucho menos la primera vez que este asunto es objeto de investigación oficial en el Viejo Continente, ya que Alemania también siguió la pista a este asunto, ante las sospechas de que la compañía utilizaba su enorme poder en el mercado para fijar supuestas cláusulas abusivas.
Sospechas en el otro lado del Atlántico
Al otro lado del Atlántico, más de lo mismo. El imperio de Jeff Bezzos es uno de los protagonistas del mayor escrutinio que han realizado las autoridades estadounidenses a las tecnológicas del país desde los tiempos de Microsoft. El informe del Congreso, que de momento ha dado pie a una denuncia contra Google en aquel país, recoge también prácticas contra la libre competencia por parte de Google y Facebook.
En el caso de Amazon dibuja una especie de 'abrazo del oso' que hace a las empresas que trabaja con ellos. Además de apretarles en los contratos, el texto recoge las sospechas de que utilizan información y datos privilegiados sobre los productos más exitosos de sus vendedores y así poder replicarlos.
Almacén de Amazon en San Fernando de Henares. (EFE)
En el centro de la polémica también está la llamada 'buy box', que no es otra cosa que el recuadro que contiene el botón con el que añadimos un producto concreto a la cesta. Para entender que problema puede generar un elemento así, conviene entender cómo actúa Amazon. Cuando tú ves un producto puede estar gestionado o no por Amazon. Es decir, hay algunos que te lo venden ellos directamente y hoy otros que se los compras a un tercer vendedor, Muchas veces estos ofrecen exactamente lo mismo.
En el centro de la polémica también está la llamada 'buy box', que no es otra cosa que el recuadro que contiene el botón con el que añadimos un producto concreto a la cesta. Para entender que problema puede generar un elemento así, conviene entender cómo actúa Amazon. Cuando tú ves un producto puede estar gestionado o no por Amazon. Es decir, hay algunos que te lo venden ellos directamente y hoy otros que se los compras a un tercer vendedor, Muchas veces estos ofrecen exactamente lo mismo.
Algoritmo para el resto
Entonces el sistema de la plataforma decide en base a unos parámetros (coste, opiniones de los usuarios sobre el vendedor, experiencia, si el producto es nuevo o no...) a quien le corresponde la venta. El sistema es rotatorio, con el fin de estimular la competencia. Hasta aquí no hay ningún problema. Lo conflictivo empieza cuando se trata de un producto que vende Amazon directamente. Eso escapa al juicio del algoritmo.
El producto que aparecerá y que se añadirá al carrito del usuario el suyo, sin tener en cuenta ninguna de los aspectos antes mencionados. El problema, y de ahí surge la investigación del departamento de Vestager, es el siguiente: la compañía impone por contrato unas condiciones entre las que figura acceso libre a sus datos. Esa es una de las contrapartidas que hay que aceptar como peaje para poder tener acceso a una de las plataformas 'online' más utilizadas del planeta y a su enorme capacidad logística. Esto les permitiría detectar en tiempo real que productos se venden mejor. De esta manera, algo que también señala el informe del Congreso de EEUU, podría localizar prácticamente en tiempo real productos de éxito, abastecerse de ellos o generarlos en un corto plazo de tiempo para venderlos bajo su propia marca.
0 comentarios:
Publicar un comentario