El Gobierno nacional delibera sobre el paso a la fase 1 solicitado por la Comunidad de Madrid. Después de dos intentos fallidos, todo apunta a que Madrid obtendrá este viernes luz verde para avanzar al siguiente escenario de la desescalada. De materializarse, los centros diurnos de atención a personas con discapacidad y dependientes tendrían permiso estatal para reabrir el lunes. Sin embargo, estos espacios aún no cuentan con un protocolo concreto para afrontar su vuelta a la actividad.
La Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad de Madrid (Famma Cocemfe) reclama al Ejecutivo autonómico pautas específicas para un retorno "seguro" de profesionales y usuarios. De hecho, indican que los centros "se niegan a atender de manera presencial" si no reciben estas directrices.
La Consejería de Políticas Sociales explica que ya han redactado el protocolo, el cual ahora debe ser validado por Salud Pública. "Ya se lo hemos enviado para que lo inspeccionen y envíen las instrucciones lo antes posible", precisan fuentes del área que dirige Alberto Reyero. Por su parte, desde la Consejería de Sanidad aseguran que "el plan se está trabajando".
Por el momento, la Comunidad de Madrid no se ha pronunciado al respecto de si fomentará una reapertura total o progresiva de los centros de día ni la fecha para ello. En este sentido, el Boletín Oficial del Estado del pasado 9 de mayo insta a que se priorice la atención por vía telemática "cuando sea posible" y reserva la atención presencial a aquellos casos en que resulte "imprescindible".
No obstante, establece la obligación de que se garantice la prestación efectiva de todos los servicios de terapia, rehabilitación, atención temprana y atención diurna mediante su operatividad.
Famma recalca la necesidad de test
En previsión de esta situación, desde Políticas Sociales señalan que el pasado 12 de mayo remitieron una carta a todas las entidades y directores de estos servicios en la que recomendaron "actuaciones para que estén en condiciones de seguridad e higiene óptimas". Entre ellas, piden que dispongan de EPIS "en relación a la actividad que se desarrolle y nivel de riesgo", así como de mamparas de separación, soluciones hidroalcohólicas para practicar higiene de manos frecuente y productos desinfectantes.
Desde Famma, solicitan que la propia Consejería asuma el gasto tanto de estos materiales como de pruebas diagnósticas. En este sentido, recuerdan que las nesidades económicas son "muy distintas" a las de antes de que se proclamase el estado de alarma y piden colaboración.
Javier Font, presidente de la Federación, incide en la importancia de que la Consejería "asuma un papel de mínimos" a la par que sostiene que los test resultan "imprescindibles para tener garantías de que, la vuelta a la normalidad, se va llevar a cabo sin poner en riesgo más vidas". "Incluso nos hemos ofrecido a pagarlos nosotros primero y que después lo aporten ellos", señala.
Familias y profesionales les han trasladado el temor de que los centros de día se conviertan en un nuevo foco de contagio del coronavirus similar al de las residencias de mayores si no se toman todas las precauciones. Muchos, además, se ubican junto a los geriátricos o están integrados en ellos. "Necesitamos saber quién ha pasado la enfermedad", afirman desde Famma.
Deterioro de los usuarios y dificultad para conciliar
La pandemia obligó a clausurar estos servicios sociales por la vulnerabilidad de sus beneficiarios y tras un parón de más de dos meses en sus terapias, el estado anímico y físico de muchos usuarios se ha resentido. Así lo confirma Teresa Fernández, cuya madre está diagnosticada con el síndrome de Pick, un tipo de demencia específica que se caracteriza por una atrofia progresiva del cerebro que hace que sus funciones mermen poco a poco. "Requiere de atención 24 horas y en el centro de día realiza actividades que, como a personas con Alzhéimer, le ayudan mucho a mantener la estimulación del cerebro y de las funciones motoras".
El confinamiento sobrevenido ha alterado sus rutinas, imprescindibles para tener "cierta estabilidad y calma". El encierro, además de poder acarrear una pérdida de coordinación por la falta de movimiento, también produce en estas personas desorientación y nerviosismo. "Todo esto no se puede paliar con terapias virtuales", advierte.
Comparte esta opinión Javier Font, quien añade que "la fisioterapia no puede ser por videoconferencia". A su juicio, la apertura de estos centros debería ejecutarse lo antes posible para que las personas dependientes y con discapacidad retomen "la recuperación de sus funcionalidades y la mejora de su salud" a fin de "no perder lo avanzado" en usuarios con patologías severas como fibrosis quística o esclerosis múltiple.
"Las familias estamos bastante ansiosas por que se abran los centros de día para reorganizar horarios y tener un respiro, ya que mientras nuestros familiares están ahí aprovechamos esas horas para tareas cotidianas como ir al médico o a la compra, además de a trabajar", cuenta Teresa. No obstante, no puede evitar sentir "un miedo muy fuerte" a que su madre se contagie: "No sería lo mismo que si lo hace una persona normal".
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