El Real Sitio de San Fernando,
denominación histórica que recibía la localidad a partir del siglo XVIII, es
hoy conocido por el nombre de San Fernando de Henares, municipio ubicado al
Este de la Comunidad de Madrid y muy próximo a la capital, a tan solo 14
kilómetros de la Puerta del Sol de Madrid.
La extensión de San Fernando
de Henares ocupa 39,29 km² y parte de su término está dentro del Parque
Regional del Sureste de la Comunidad de Madrid.
La toponimia u origen del
nombre compuesto del municipio surge de una variedad de personajes históricos y
un accidente fluvial. San Fernando hace referencia al santo patrón fundador del
Real Sitio, el rey Fernando VI de España, cuya onomástica corresponde a la de
otro rey del medievo Fernando III de Castilla, llamado el Santo, de aquí surge
San Fernando.
Posteriormente se le añadió el aditamento de Jarama y en 1916 se cambió po el de Henares, debido a la relativa cercanía del río Henares, aunque realmente es el río Jarama el que atraviesa el municipio, la ruta que ocupa este reportaje transcurre por la ribera, primero del río Jarama y posteriormente la del río Henares, uno de los puntos de interés de la senda es la confluencia del río Henares con el río Jarama.
Las fértiles tierras de San
Fernando de Henares, hoy degradadas o dedicadas a usos poco adecuados, fueron
en el paleolítico y neolítico un vergel para nuestros antepasados, prueba de
estos asentamientos prehistóricos fueron los restos arqueológicos encontrados
en el yacimiento denominado Camino de Yeseras.
Los romanos también dejaron
huella en estas tierras, la cercanía de Complutum (Alcalá de Henares), propicio
la construcción por parte de los romanos de villas ubicadas en un entorno
privilegiado, como es la confluencia de los ríos Jarama y Henares.
La presencia de elementos
arquitectónicos hidráulicos, delata la presencia de los árabes en las riberas
de los ríos, las acequias, norias, azudes y los molinos de agua, que son obra
de los musulmanes que habitaron la Península Ibérica durante más de ocho
siglos.
Durante la Reconquista, Torrejoncillo
municipio antecesor de San Fernando pasa a formar parte del Reino de Castilla.
En el año 1109 los almorávides toman Alcalá y las tierras cercanas, incluida las
de Soto de Aldovea.
En 1118, San Fernando vuelve a
formar parte del reino de Castilla, unificándose con la Comunidad de villa y
tierra de Alcalá de Henares.
En el siglo XVIII, Felipe V de
España firma el decreto de compra de Torrejoncillo y se industrializa la zona
creando la Real Fábrica de Paños, Fernando VI continuó con el proyecto de
industrialización, nombrando a Teodoro Ventura de Argumosa como gobernador de
la fábrica.
La gran fábrica dio origen a
una ampliación urbanística, construyéndose multitud de viviendas para los
trabajadores, siendo estas el origen del actual municipio, el trazado y
levantamiento de la población responde a los esquemas urbanísticos del barroco europeo
de la primera mitad del siglo XVIII.
A mediados del siglo XVIII, la
fábrica se traslada a Vicálvaro debido a la baja productividad de esta,
quedando solo en San Fernando los almacenes.
Durante la época de la
ocupación francesa, el Real Sitio de San Fernando de Henares fue muy castigado.
Más de ocho mil soldados se acuartelan en el lugar, ocasionando graves
desperfectos en los edificios.
En 1829 la fábrica retoma su
actividad manufacturando tejidos de algodón y estampados bajo el amparo real.
Entre 1842 y 1846 se renuevan
las huertas bajo la dirección de Fernando Boutelou.
En 1860 se construye el
ferrocarril a San Fernando y en 1864, el Real Sitio es vendido a particulares,
cuya principal actividad es la agricultura y ganadería.
En la fecha de 1916 el pueblo
cambia de nombre, pasando de llamarse San Fernando de Jarama al actual San
Fernando de Henares. Entre 1920 y 1922 llega la electricidad al municipio y en
1931 llegó la primera línea telefónica.
En la década de los años 60 el
pueblo es nuevamente industrializado, y prácticamente desaparece el sector
primario, quedando algunas fincas en las vegas del río Henares y Jarama.
En 1972 el canal de Isabel II
comienza a suministrar agua a San Fernando, se construye una depuradora y se
terminan las obras del alcantarillado, todo ello da pie a un importante
desarrollo urbanístico que tuvo lugar a lo largo de los años 70.
El 9 de noviembre de 1983 el
casco histórico es declarado conjunto histórico-artístico, durante esta década
se inicia un proyecto residencial donde se protegía el casco histórico y se
dotaba al municipio de zonas verdes.
A partir de los años 90 la
localidad sufre una expansión muy notable, tanto urbanística, como comercial e
industrial, ocupando grandes extensiones de terreno, actuaciones ciertamente
limitadas debido a dos factores el: Aeropuerto Madrid - Barajas Adolfo Suárez y
el Parque Regional del Sureste.
A principios del siglo XXI, se
restaura y recupera el casco histórico, rehabilitando por completo la plaza
barroca de España y recuperando el solar de la antigua Real Fábrica de Paños.
En 2007 llega el Metro a San
Fernando de Henares, acercando aún mucho más el municipio al centro de Madrid,
la línea 7 en su estación Jarama, nos
permite acceder al inicio de la ruta que expondremos a continuación en
transporte público.
Nada más salir de la boca del Metro Jarama, ya en la superficie caminaremos por la Avenida de San Sebastián hacia la M-206, una gran rotonda decorada con un gran cubo de hierro, nos sirve como referencia, es la Glorieta de Europa, por el paso de peatones llegamos a la entrada del Paseo de los Chopos, punto de inicio de la ruta.
Nada más salir de la boca del Metro Jarama, ya en la superficie caminaremos por la Avenida de San Sebastián hacia la M-206, una gran rotonda decorada con un gran cubo de hierro, nos sirve como referencia, es la Glorieta de Europa, por el paso de peatones llegamos a la entrada del Paseo de los Chopos, punto de inicio de la ruta.
Tras conocer una reducida
parte de la historia que aconteció en estas tierras, es momento de propalar la
senda que nos adentra por los bosques de ribera de los ríos Jarama y Henares,
los cuales formaron un amplio valle de fondo plano de unos 575 metros de
altura.
Al Este y Oeste, surgen
diferentes niveles de terrazas y cortados, al suroeste y sureste del término
destacan los cerros llamados de La Herradura y de La Granja, siendo este último
el punto más alto del municipio con 689 metros.
En contra posición el punto
más bajo se localiza en La Guindalera en la orilla del río Jarama próximo a su
confluencia con el río Henares, en la zona donde se encuentran los términos de
Mejorada, Rivas y San Fernando a una altura de 547 metros.
El inicio de la ruta se
localiza, como ya hemos mencionado en la entrada al Paseo de los Chopos, la
cual se encuentra protegida por dos robustos cilindros graníticos unidos por
una cadena con vigorosos eslabones de hierro que ha sido eliminada hace unos
pocos años.A mitad del recorrido se encuentra la puerta del Rey, una entrada a la Huerta Grande.
El camino es muy lineal y nos
permitirá pasear cómodamente bajo la generosa sombra de monumentales árboles
son los plátanos de sombra, tras unos ochocientos metros caminando surge a
nuestra derecha otro amplio camino custodiado a ambos lados por grandes
árboles, se trata del Paseo de Plátanos el cual tomaremos hasta el final.
Durante esta parte de la ruta,
transitaremos por la red de caminos históricos, que nos permiten circundar la
Huerta Grande y el ingenioso sistema hidráulico del caz de regantes, acequias y
compuertas que permite a día de hoy seguir regando tan productivas huertas.
La Huerta Grande o de la Vega,
fue creada en tiempos de Fernando VI, en 1746, su función era la de abastecer
al gran complejo manufacturero, tanto con cultivos específicos de la industria
textil como son: lino, gualda, morera, cardón, como con cultivos de hortalizas
y frutales necesarios para abastecer de alimento a la población.
En 1756 la Huerta Grande
disponía de 12.000 árboles frutales, 8.000 chopos, 1.000 moreras, 40.000 vides
y 15.000 olmos.
En 1766 se mejora la presa y
el caz del Jarama, y en 1786 la Huerta disponía de 175 fanegas, unas 59,90
hectáreas de extensión, con 8.000 frutales y 900 moreras. Muchos de los
productos que se vendían en la Plaza Mayor procedían de esta rica huerta, como
por ejemplo: guinda garrafal, ciruela claudia, pera de buen cristiano,
bergamota, membrillo, pero gordo, camuesa fina y blanca, reineta esperiega
fina, arroba, verdura, melón y sandía, de toda la producción se reservaba una
fracción para la familia real.
En la actualidad la Huerta
Grande, sigue manteniendo su uso agrícola, debido a que las ricas tierras de la
ribera del Jarama, actualmente produce maíz y este año almendro americano, hubo
un tiempo que producía hortalizas y frutas de la Vega muy apreciadas por los
hortelanos de la zona, muchos de ellos son sanfernandinos.
Los caminos denominados de la
Agujeta, de los Plátanos y del Molino o de los Chopos, siendo este último el
principal y por el cual iniciamos nuestra ruta conduce hasta un molino
actualmente desaparecido y también podemos llegar hasta el río Jarama.
En la ribera del río surge el
camino del vado que conectaba con antiguos tejares y con el camino del Castillo
de Aldovea.
Justo al final de Paseo de
Plátanos, giraremos a la izquierda, pasando entre una hilera de piedras que
custodian una puerta de acceso para vehículos a motor autorizados, a pocos
metros una fuente a la sombra nos permite rellenar nuestras cantimploras y
refrescarnos.
El camino nos descubre un
robusto puente, el puente del moco o puente verde que nos permite salvar las
aguas del río Jarama, desde este punto se observan diferentes especies de aves
por lo que es un buen lugar para realizar una parada y disfrutar de la flora y
fauna que dotan de vida este paraje hostigado por grandes infraestructuras de
origen antrópico y al lado el desague de la depuradora CASAQUEMADA.
Los bosques de ribera son
fundamentales para mantener un equilibrio entre todos los seres vivos que lo
habitan y para mantener una óptima calidad de las aguas.
En los ecosistemas acuáticos
de la cuenca del río Henares y Jarama se puede observar una gran diversidad de
especies de aves, la conectividad ecológica entre el río y sus riberas hacen de
estos espacios un corredor ecológico que es utilizado incluso por muchas
especies de aves migratorias, encontrando alimento y refugio a lo largo del río
Jarama y Henares.
La fauna y flora que albergan
los márgenes de ambos ríos es muy variada, la cual se encuentra distribuida en
función del tramo en el cual nos encontremos.
Continuando con la ruta, nada
más cruzar el puente nos dirigimos a atravesar por debajo de la M-50 y M-45,
los grandes pilares de hormigón que sustentan las calzadas de esta anchas
carreteras de circunvalación, impresionan, al igual que el sonido que emana de
las rodaduras de los cientos de coches y camiones que pasan por encima de
nuestras cabezas.
Estamos en la Guindalera, a
nuestra derecha observamos la ribera y las aguas del río Jarama. Nada más pasar
una gran tubería aérea que cruza el cauce del río, la pista ancha por la cual
transitamos gira hacia la izquierda, en este punto seguiremos de frente por un
estrecho sendero paralelo al río Jarama.
Un pequeña playa fluvial nos
permite acercarnos al agua y disfrutar del río, en función de cómo este de
crecido esta playa puede incluso desaparecer bajo las aguas.
La frondosa vegetación
compuesta principalmente por alisos, fresnos, álamos, tarays, sauces, etc…
forma una galería vegetal que aporta un efecto envolvente en diversos tramos de
la ruta, la flora que habita en las orillas se estructura en función del tramo
del río donde nos encontremos y del índole del suelo o el nivel freático.
Según avanzamos llegamos hasta
un encauzamiento del río Jarama construido a base de hormigón, continuamos por
la estrecha senda que nos va descubriendo el paraje hasta llegar a una pista de
tierra denominada Vereda de Sedano.
Esta vereda nos conduce hasta
la confluencia de los ríos Jarama y Henares, justo en ese punto el Henares
desemboca en el Jarama, ocasionando un gran ensanchamiento del cauce, y un
humedal de aguas tranquilas donde la fauna encuentra un espacio para descansar
y alimentarse.
Las aguas del río Henares, que
nacieron a 1220 metros en la Sierra Ministra (Guadalajara), y tras recorrer
unos 158 kilómetros se despiden del río que las acompaño a lo largo de todo su
fluir sorteando no pocos obstáculos, a 578 metros son recibidas con cierto
alborozo por el Jarama cuyo afloramiento se localiza en Peña Cebollera (Sierra
de Ayllón), durante los 190 kilómetros de longitud del río Jarama, las aguas se
van deslizando a mayor o menor velocidad, en función del relieve, hasta que el
cauce del potente Jarama llegan hasta la población de Aranjuez, allí se dice
que desemboca en el gran Tajo, aunque bien es cierto que en ese punto es el
Jarama es mucho más ancho que el Tajo.
La Vereda de Sedano, nos
conduce aguas arriba, ya del río Henares, el cual lo encontramos a nuestra
derecha para entrar en el Parque del Sureste. El paisaje se va diversificando,
en las orillas del río el bosque de ribera es el predominante, en las zonas mas
apartadas del álveo surgen tarays y según avanzamos aparecen bosques isla
compuestos por pinos carrascos.
El camino llega a un punto
donde a la izquierda aparece otra pista que conduce a un casa de labranza,
seguimos de frente por la Vereda de Sedano, durante unos 150 metros, donde
surge una bifurcación, nuevamente seguiremos de frente y a pocos metros a
nuestra derecha observamos una pequeña laguna.
La ruta se adentra por un
frondoso pinar, gradualmente según avanzamos la densidad de los arboles va
disminuyendo, al salir del pinar una nueva laguna aparece a nuestra izquierda,
ambas lagunas son lugares donde merece la pena realizar una parada para
observar aves y demás fauna que se acerca a las lagunas.
Nuevamente el paisaje
cambiante de la ruta aporta un aliciente singular y de gran interés a la hora
de realizar interpretación de la naturaleza a lo largo de todo el recorrido,
siendo uno de los pilares fundamentales de las excursiones que siempre les
proponemos.
La cómoda y llana pista nos
descubre a nuestra izquierda extensos campos de cultivo tanto de secano como de
regadío, paralela a nuestra pista aparece otra mucho más ancha la cual no
tomaremos.
Nuestros pasos nos llevan
hasta un punto donde surgen dos pilares grafiteados pertenecientes al antiguo
ferrocarril que comunicaba la azucarera de Torrejón de Ardoz con Arganda del
Rey, aun se aprecia perfectamente el trazado de la vía, un camino paralelo al
terraplén construido para que el tren pudiera salvar el río Henares, nos
permite llegar hasta el río y observar los diversos pilares algunos de ellos
inclinados por falta de mantenimiento y por las fuertes crecidas del río.
Cerca del río existe un
sendero que nos permite subir al trazado de la vía del tren donde los raíles y
las traviesas han desaparecido, lo que se conserva es el soporte de la vía
formado por el balasto y el subbalasto, además del sustrato compuesto por la
capa de formación y la base que dan la altura necesaria para que el tren
pudiera en su día salvar el río Henares.
Retrocediendo por nuestros
pasos hasta los dos pilares grafiteados, proseguimos por la pista hasta llegar
a un gran azud construido a base de hormigón, creando una peculiar línea
oblicua.
En función de cómo este el
caudal del río es posible cruzar por el azud a la otra orilla, desde esta
ubicación se aprecian los cortados yesíferos del río Henares y una panorámica
del río espectacular.
Desde el inicio del azud en la
orilla derecha del río, los lados de las orillas de los ríos siempre se indican
posicionándose mirando aguas abajo, hacia donde circula la corriente del río,
entre la densa vegetación aparece un sendero por el cual nos podemos adentrar
unos pocos metros para contemplar un devastado bosque repleto de árboles
caídos, entre los troncos abatidos surgen arboles jóvenes que modelan el
resurgir del bosque, creando un escenario inusitado.
El camino de vuelta lo
realizaremos por el mismo camino, hasta que lleguemos a la zona de las dos
lagunas y del denso pinar, que atravesaremos por el mismo camino que el de la
ida, nada más salir del bosque surge una bifurcación, tomaremos la marcada
curva hacia la derecha para seguir caminando por una amplia pista de tierra, a
unos 250 metros giramos a la izquierda para andar en línea casi recta 350
metros, en este punto surge un ramal, los dos caminos que aparecen ante
nosotros llegan al mismo punto, a modo de recomendación les sugiero que cojan
el de la izquierda.
A tan solo 130 metros del
ramal, aparece una amplia pista hacia la izquierda, la cual no tomaremos y
seguiremos recto para atravesar un pequeño bosque isla compuesto por tarays, el
camino se estrecha para posteriormente ensancharse, según avanzamos a nuestra
derecha desemboca la otra sección del ramal que es otra opción a elegir con
anterioridad perfectamente válida.
Continuamos por la pista de
tierra sin abandonarla, nada más salir de una ligera curva hacia la izquierda
surge un camino de tierra más oscura en línea recta, el cual ignoraremos.
Esta pista nos lleva hasta la
gran tubería de color azul que atraviesa de forma aérea el cauce del río
Jarama, desde este punto retomaremos el mismo camino que el de la ida, cruzando
por debajo de la M-50 y M-45, el puente sobre el río Jarama, para
posteriormente seguir por el Paseo de Plátanos y terminar en el inicio del
Paseo de los Chopos.
La ruta expuesta es muy
agradable de realizar por ser totalmente llana y por la gran diversidad de
avifauna que alberga todo el recorrido, es muy recomendable evitar realizar la
ruta en verano, siendo el invierno, otoño y principios de primavera las
estaciones más aconsejables para realizar la excursión.





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