La compañía de comecio electrónico fabrica sus productos con datos de terceros vendedores
La Comisión Europea está estudiando acusar formalmente a Amazon de ciertas prácticas monopolísticas, principalmente por el uso de los datos comerciales de aquellos que venden en su plataforma, según aseguraba ayer el diario estadounidense The Wall Street Journal.
El rotativo financiero indica que la acusación se presentará en las próximas semanas. Se trataría del siguiente paso en la investigación que Bruselas inició contra el gigante del comercio "online" en julio del año pasado, cuando comenzó a realizar pesquisas sobre la relación entre Amazon y los datos de otros vendedores.
La principal preocupación de la Comisión Europa se debe al doble papel que juega Amazon. Por un lado, proporciona la plataforma para que cualquier vendedor pueda comercializar sus productos pero, al mismo tiempo, Amazon también es un fabricante que actúa como minorista y como competencia de esos terceros vendedores.
Según afirma el periódico financiero norteamericano, Amazon podría haberse aprovechado de ese doble rol utilizando los datos de compras y transacciones de terceros fabricantes de los que vende sus productos para desarrollar los suyos propios.
En caso de que la acusación de Bruselas derive en una multa y la Comisión concluya que Amazon vulneró la legislación comunitaria en materia de competencia, algo para lo que todavía harán falta meses, la posible sanción podría ascender hasta el 10% de la facturación de la empresa. En el conjunto de 2019, la firma dirigida por Jeff Bezos ingresó 280.522 millones de (246.530 millones de euros).
El gigante creado por Jeff Bezos ha estado durante estos meses de confinamiento en el punto de mira de toda Europa, ya que su actividad fue declarada como esencial por algunos gobiernos de la UE para que repartiera artículos de primera necesidad. Sin embargo, solo Francia puso coto a su actividad, orden ratificada por un tribunal, que decretó que solamente podría entregar productos esenciales para la población como alimentos, productos de higiene y médicos. De no acatar esta orden la compañía se enfrentaría a una multa de un millón de euros cada día.
Los trabajadores de la multinacional se quejaron durante el confinamiento de las condiciones de trabajo que ponía en riesgo su salud, al tiempo que ratificaban que entregaban toda clase de productos, no solo los de primera necesidad.
Las prácticas de las empresas norteamericanas están en el punto de mira de la Unión Europea, pues Google ya se llevó la multa más alta impuesta por Bruselas al tener que abonar 9.000 millones de euros. La regulación europea y los anunciados impuestos a las tecnológias irritan sobremanera a la administración Trump.
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