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Efemérides de San Fernando de Henares. 8 de mayo. Una comerciante de San Fernando de Henares muere tras ser amordazada durante un atraco

8 de mayo de 2006

Una comerciante de San Fernando de Henares muere tras ser amordazada durante un atraco


Toñi hoy te recordamos

Amordazada con cinta aislante, con las manos atadas y tumbada sobre el suelo gris de la pequeña tienda de regalos, bisutería y joyas que regentaba en San Fernando de Henares. Así murió al mediodía de ayer Antonia Navarrete Fernández, de 52 años. Toñi, como todos la llamaban en el barrio, había sido víctima de un atraco media hora antes y la policía cree que los asaltantes sólo querían inmovilizar a la mujer mientras huían, ya que el cuerpo no presentaba signos de violencia. Su marido fue quien encontró el cadáver.

Toñi murió asfixiada al no poder respirar por la cinta aislante que le pusieron en la boca los atracadores o quizá, como sugirió una vecina, sufrió un infarto durante el robo. "No estaba bien del corazón", afirmó esta vecina. Será la autopsia la que determine la causa de la muerte, ya que, según fuentes policiales y sanitarias, "la mujer no recibió ninguna cuchillada ni tenía signos de haber sido golpeada en la cabeza".

El barrio entero se estremeció al conocer la noticia. "¿Qué le han hecho? ¡Toñi!", gritó a las 16.20 una amiga que acababa de llegar a la zona ajardinada que hay frente al número 24 de la calle de la Presa, donde está la tienda de la víctima.

Junto a ella, Juan Hernández, dueño del cercano bar Toledano, Raquel Pérez, una vecina de 18 años, y una veintena de personas rodeaban el cerco policial. Todos se lamentaban por la suerte de Toñi, maldecían a los ladrones y se quejaban una y otra vez de la inseguridad que acecha al barrio desde hace "más de un año".

La soleada jornada de ayer empezó a torcerse al mediodía en San Fernando. Ramón, el marido de Toñi y trabajador de la cercana fábrica de pan y bollería de Bimbo, fue a la tienda a echar una mano a su mujer. "La ayuda cuando tiene turno de tarde o noche", explicó el sobrino de la pareja, un hombre robusto de unos 40 años que luchaba por contener las lágrimas.

Ella no abrió y Ramón se asustó. Sus temores se confirmaron al mirar al interior del establecimiento a través del cristal de la puerta de entrada: tras el mostrador, en el suelo, sobresalían los pies calzados de su esposa. Llamó a la policía y rompieron el cristal. Cuando entraron, la mujer ya no respiraba y su corazón se había parado. Pero el cuerpo estaba caliente, por lo que los médicos de Emergencias 112 le aplicaron, sin éxito y durante 30 minutos, técnicas de reanimación.

La policía, mientras, inspeccionó el local y confirmó que todos los indicios apuntaban a un atraco: la caja registradora estaba vacía y la tienda revuelta. Toñi vendía objetos de regalo y bisutería, pero también tenía oro en el negocio. "Era muy buena. Nos vendía joyas y nos fiaba si no podíamos pagarla de golpe", explicaron dos clientas habituales en el bar Toledano. "Esta pulsera se la compré a ella", enseñó una. "Y yo este anillo. Y unos regalos que le hice a mi sobrina", añadió.

Sobre la una de la tarde llegaron las hijas de la pareja. Eva, de 27 años y azafata de Iberia, y Ana, tres o cuatro años menor, se fundieron en un desconsolado abrazo. También vino el hermano de ella, que es electricista y trabaja en el Ayuntamiento de la ciudad. La alcaldesa, Montserrat Muñoz de Diego, de IU, y el concejal de Seguridad, Eloy Rodríguez, acudieron a la tienda para dar el pésame a la familia. El Ayuntamiento ha declarado dos días de luto.
La familia de Toñi procede de la provincia de Jaén, aunque algunos llegaron a San Fernando hace más de 30 años. "Toñi fue de los primeros en venir, cuando aún era casi una niña", explicó el sobrino.

Vecinos y familiares se quejaban amargamente de la inseguridad que sufre el barrio. El sobrino de la fallecida confirmó que ésta había sufrido dos atracos en los últimos meses. "En navidades le sacaron un cuchillo así", exclamó, con los dedos índices de las manos separados unos 30 centímetros. "Y hace uno mes y medio lo volvieron a intentar, pero no se llevaron nada", añadió.

"Aquí todos hemos tenido un susto en los últimos meses", declaró Juan Hernández, del bar Toledano. Arantxa, dueña de una farmacia situada a unos 50 metros de la tienda de Toñi, aún se exalta cuando recuerda lo que le sucedió hace tres meses: unos atracadores arrojaron la tapa de una alcantarilla contra la puerta de la botica para robarla.
"Yo estaba en una habitación que hay dentro de la tienda y oí el golpe. Salí y me di un susto de muerte porque ya estaban en el mostrador. Por suerte, ellos también se asustaron porque pensaban que no había nadie", recordaba ayer. Desde entonces, Arantxa se ha gastado más de 6.000 euros en una puerta de seguridad y una cristalera antibalas.
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