El realojo de las familias del conflictivo Sector 6 obliga a regular la situación de numerosas especies que habitan el enclave en condiciones de abandono
El infierno de Drogo terminó el día en que un grupo de voluntarios lo rescató vagando, con la pata seccionada, entre las barracas del conflictivo Sector 6 de la Cañada Real. Su dueño lo había abandonado con un alambre atado a una de sus extremidades. Durante seis meses, el miedo de este galgo a cualquier contacto con el ser humano lo llevó a huir de todo -y de todos- por mera supervivencia. Hasta que un día quedó enganchado a una valla y su particular «soga» estuvo a punto de costarle la muerte. «Tal era el pánico que tenía, que dos personas se acercaron a socorrerlo y Drogo tiró y tiró del alambre hasta arrancarse la pata», relata la presidenta de la asociación Equipo Rescate Animal (ERA), Susana Rubio, quien, con la ayuda de otros compañeros, pudo rescatarlo tras seis meses de duro trabajo.
Como Drogo, son muchos los animales en situación de desamparo que ahora, con el inicio del desmantelamiento del Sector 6, han hecho saltar todas las alarmas. Después de varias reuniones con el Ayuntamiento de Madrid (al que pertenece íntegramente este área), el Gobierno regional, la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (Amvac), protectoras y Proyecto Cañada (que centra sus esfuerzos de rescate en este longevo mercado de la droga de la capital), el Comisionado del Gobierno de la Comunidad de Madrid para la Cañada Real Galiana constituyó el pasado mes de octubre una mesa de trabajo para la protección animal.
En la primera sesión, explican fuentes del comisionado, se ha establecido un protocolo de actuación para salvaguardar su integridad en cada uno de los realojos acometidos. «A través de Proyecto Cañada hacemos un inventario de los animales que poseen las familias y estudiamos su casuística», subrayan, en una labor que comprende dos línea de abordaje: «Diferenciamos, por un lado, aquellos animales que no se pueden llevar, como son los exóticos o especies invasivas; y, por otro, los que sí tendrían la posibilidad de ser trasladados hasta sus nuevos domicilios».
La elección de estos últimos corresponde a los moradores salientes, que tienen la obligación de ponerles el chip, vacunarlos, desparasitarlos y, de forma opcional, también esterilizarlos. «Los animales que acogen en sus nuevas viviendas suelen ser perros pequeños», remarca la portavoz de Proyecto Cañada, Isabel Sanz, consciente de que los canes denominados potencialmente peligrosos, gatos, caballos y otras especies de granja, como gallinas, cabras o cerdos vietnamitas, deben ser derivados a otros espacios: «El Ayuntamiento dice que no tiene capacidad para acogerlos, por lo que somos nosotros los que estamos recogiendo todos los que podemos, a los que buscamos una residencia (en el caso de los perros) con el objetivo final de que terminen en casas familiares de acogida».
En el caso de los animales de granja, los llamados santuarios (lugares al aire libre donde puedan permanecer indefinidamente) suponen el destino deseado para las protectoras. «Tratamos de evitar a toda costa que estos acaben siendo sacrificados en un matadero», añade Sanz. Desde hace cuatro años, dos de manera oficial, Proyecto Cañada recorre semanalmente el Sector 6 junto a un veterinario para que las familias puedan acercar a sus animales: «En todo este tiempo no hemos conseguido mentalizar a la población de que el perro es un animal de compañía, en lugar de un instrumento de vigilancia que puede ser desechado una vez no lo necesiten».
Por ello, el trabajo de las entidades sociales y equipos mediadores se antoja fundamental para concienciar a las familias de que los animales no pueden ser abandonados. «Estamos en conversaciones con Proyecto Cañada y otras protectoras para realizar campañas de información y establecer un segundo protocolo de actuación frente a este tipo de situaciones», inciden desde el comisionado. Antes de mudarse a sus nuevos pisos, los habitantes de la Cañada que se marchan con perros, sobre todo los potencialmente peligrosos, reciben un curso de formación para facilitar la convivencia con el resto de vecinos. Ante estas situaciones, tienen que sacar las correspondientes licencias y bajarlos a la calle con el bozal puesto y una correa de menos de 2 metros.
Rescates extremos
Para las operaciones de salvamento más complejas, el Equipo Rescate Animal (ERA) trabaja en continua colaboración con Proyecto Cañada a fin de evitar que los animales abandonados mueran de inanición o fruto de las heridas causadas por algunos habitantes incívicos. «En la Cañada hay de todo, gente que cuida a sus animales y otros que cuando ya no les sirven eligen la opción dejarlos a su suerte e, incluso, matarlos», afirma Susana Rubio, con la cruel experiencia de haber presenciado escenas desgarradoras: «Nosotros hemos encontrado perros destrozados, ahorcados, con disparos de bala... Gatos que son utilizados como dianas, mientras que algunos vecinos de la Cañada han visto hasta el esqueleto de una cabra mutilada».
Este equipo trabaja con rutinas, es decir, cebadores de comida que colocan en el mismo sitio y a la misma hora para atraer a los animales hambrientos y poder así capturarlos. Son muchas las ocasiones, sin embargo, que esta tarea requiere de esfuerzo y tiempo. «Podemos pasar noches enteras esperando sin suerte a que aparezca un ejemplar o que cuando lo vayamos a coger este salga despavorido», subraya Rubio. En estos casos, utilizan una serie de «trampas» para que acaben entrando en grandes jaulas, previamente colocadas, o transportines.
A diferencia de Proyecto Cañada, que se hace cargo del 85 por ciento de los animales que salvan (el resto los derivan), este grupo solo se dedica a las tareas de rescate: «Por suerte no somos los únicos que trabajamos activamente en la Cañada, hay otras asociaciones y particulares con los que llevamos años colaborando estrechamente: la propia de Proyecto Cañada Animales con un nuevo rumbo (Acunr), La Luz animal, Adopciones PPPeludos Toledo, Baby-Face, Chuchos con Clase, Luchando por los PPPs, Life4Pitbulls, TAO Centro Canino, Terrican Adopta, Trapitos LaPi, Animalejos, Doganzo, Galgos del Sol, Las Nieves, Mi Amigo de 4 Patas...». Héroes anónimos que ofrecen una segunda oportunidad a los habitantes más olvidados de la Cañada.
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