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Efemérides de San Fernando de Henares: 20 de enero. Boda de Fernando VI y Bárbara de Braganza

20 de enero de 1729

La boda Fernando VI y Bárbara de Braganza

Una vez anulado en el año de 1725 el proyectado matrimonio del Rey de Francia Luis XV con nuestra infanta doña María Ana Victoria,ésta fue devuelta a sus padres, los Reyes de España, produciendo esto una ruptura de relaciones entre ambas Cortes.

A raíz de esta ruptura se concertó un nuevo enlace con el príncipe del Brasil don José de Braganza, hijo primogénito del Rey de Portugal don Juan V, a pesar del problema por el que se suspendió el futuro matrimonio con el Rey de Francia,debido a la corta edad de la infanta, que por entonces contaba nueve años y que,sin embargo,y prescindiendo de este inconveniente, el Rey don Felipe V, su padre, estaba decidido a realizar este matrimonio,previa la correspondiente dispensa de edad concedida por Su Santidad. 

El día 25 de diciembre de 1727,por la mañana, tuvo lugar la entrada pública en Madrid del embajador extraordinario de Portugal, señor marqués de Abrantes, expresamente enviado por los Reyes para hacer la solemne petición de la infanta doña María Ana Victoria.



Por la tarde del mismo día 25 tuvo lugar en palacio la solemne ceremonia de la lectura y firma de las capitulaciones matrimoniales de la infanta de España y del príncipe del Brasil,con asistencia de toda la Familia Real, los embajadores extranjeros y altos dignatarios de la Corte, siendo testigos por parte del Rey de España el mayordomo mayor de palacio, el nuncio apostólico de Su Santidad, los prelados que se hallaban en Madrid, los consejeros de Estado,el obispo de Amida, quien era, a su vez, el confesor de la Reina, y el marqués de la Paz, primer secretario de Estado y Despacho, y por parte del Rey de Portugal, el duque de Medinaceli, el duque de Medina-Sidonia, el duque de Béjar, el duque Veragua y el conde de Benavente.

En este acto ejerció las funciones de notario mayor del Reino el marqués de la Compuesta, quien era,a su vez,secretario de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia. 

El día 26,por la mañana, los componentes de los distintos Consejos y Tribunales fueron a palacio a cumplimentar a la Familia Real y, a su vez, felicitarla por el compromiso del príncipe de Asturias y de la infanta.Por la tarde, la infanta,acompañada de los Reyes,sus padres, fue al templo de Nuestra Señora de Atocha. 

El día 27,por la tarde,se verificó el regio desposorio por poderes en el Salón Grande de palacio,asistiendo un número importante de grandes de España, damas, ministros y caballeros principales, habiendo dado la bendición nupcial a los consortes el patriarca de las Indias,el cardenal Borja. 

Después de esta ceremonia se trasladó la Corte al teatro del mismo palacio,en donde se cantó una loa o festejo armonioso.Durante estos tres días se celebraron luminarias generales por las noches y magníficos fuegos artificiales en la plaza de palacio.petición de mano en Portugal.

Casi al mismo tiempo que en Madrid,se celebró en Lisboa el desposorio de la infanta doña María Bárbara con el príncipe de Asturias, pero antes se verificó la ceremoniosa petición de mano de dicha infanta de Portugal por el embajador español,el marqués de los Balbases, el cual fue enviado expresamente por el Rey de España para este objeto. 

El marqués de los Balbases fue recibido el día 6 de enero de 1728 por el conde de Azumar, introductor de embajadores del Reino de Portugal,el cual le acompañó en un coche del Rey,al que precedían otros siete coches de la Real Caballeriza del Rey de Portugal. Para su entrada pública y la audiencia real,se unió al lujo y ostentación de la Corte lusa la del propio embajador de una manera casi oriental:el embajador seguido de un séquito,compuesto de dos porteros con sus tahalíes, alfanjes y bastones, cuatro volantes, 36 lacayos, 12 pajes,un caballerizo, 12 gentiles-hombres, un guarnicionero, cuatro caballos de mano, dos literas con cuatro sirvientes cada una,seis carrozas, doce cocheros y 13 palafreneros.

Las libreas que lucían todos estos criados eran bastante costosas, sobresaliendo el adorno y aderezos de las carrozas y literas y muy especialmente el de la principal, que llevaba preciosas esculturas y telas con bordados de oro y plata, siendo tal su grandeza, que «fue preciso derribar la parte superior de la puerta de la ciudad por donde entró ». 

El día 10 de enero, por la tarde, se verificó también en Lisboa las capitulaciones matrimoniales de la futura princesa de Asturias, concurriendo a este solemne acto como testigos del Rey de Portugal los diversos miembros de su Casa y como testigos del Rey de España, los marqueses de Niza, Angeya, de Cascáes, de Valenza y de Alegrete, con los señores don Manuel Tellez de Silva y don Pedro de Vasconcelos.

En este acto hizo de secretario don Diego de Mendoza, quien, a su vez, lo era de Estado, y estuvieron presentes en dicho acto también los cardenales de Acuña y de la Mota, caballeros y los dos embajadores de España.

Al día siguiente, domingo, tuvo lugar la ceremonia del regio desposorio, por poderes, en la basílica patriarcal. Desde la celebración de los desposorios pasó cerca de un año sin que la Corte de España pensase en hacer el intercambio,poniendo como excusa la enfermedad del Rey, por lo que desde la Corte lusa se empezó a dudar si las indicadas bodas se celebrarían en algún momento.Por ello, la Corte del Rey de Portugal manifestó su disgusto, teniendo en cuenta que en esos momentos corría el rumor de que a la infanta española pretendían casarla con el Emperador Pedro II de Rusia.

Desaparecidos tales rumores,se decidió que los matrimonios regios habrían de celebrarse con la mayor urgencia posible y se fijó la fecha del mes de enero de 1729 para las entregas mutuas de ambas infantas.

Como era de esperar, el Rey Felipe V puso casa a la que sería princesa de Asturias, disponiendo los siguientes nombramientos: mayordomo mayor, al duque de Gandía; caballerizo mayor, al marqués de los Balbases; camarera mayor, a la duquesa de Montellano; damas de honor, a la duquesa de Solferino y a las condesas de Fuensalida y de Montijo; señoras de honor, a la condesa de Gavia y a doña Porcel y Menchaca, y por mayordomos de semana, al marqués de Mejorada, nombrándolo también primer caballerizo, y al conde de Valparaíso. 

El día 7 de enero salieron del Palacio Real de Madrid Sus Majestades los Reyes,el príncipe de Asturias, la futura princesa del Brasil y los infantes don Felipe y don Carlos, trasladándose a la ciudad de Badajoz,en donde se habían de celebrar las recíprocas entregas. 

Para que dicha ceremonia tuviese la mayor solemnidad posible,se dispuso estuvieran presentes todos los embajadores y ministros extranjeros, los jefes de palacio, gentiles-hombres de cámara, mayordomos de semana, caballerizos de campo, el capitán de cuartel de Reales Guardias de Corps, el coronel del Regimiento de Reales Guardias de Infantería Española, las camareras mayores,damas,señoras de honor, azafatas y camaristas, el patriarca de las Indias, los capellanes de honor y demás individuos de la Real Capilla, los caballeros pajes, los empleados de la Real Caballeriza, todos los oficios de boca y aquellos caballeros que voluntariamente quisieran asistir a tal acontecimiento,desplazándose también en esta regia comitiva las tres compañías de Reales Guardias de Corps, española,italiana y flamenca, y los dos Regimientos de Reales Guardias de Infantería española y walona. 

La comitiva llegó a Badajoz el día 16, al mismo tiempo que a Elvas los Reyes de Portugal con toda su familia y comitiva. Al día siguiente,el Rey de España envió a Elvas (Badajoz) al duque de Solferino para cumplimentar y darle la bienvenida,en nombre de su monarca,a Sus Majestades los Reyes de Portugal y Altezas Reales, así como al conde de Montijo para que portase el regalo de boda a la futura princesa de Asturias.

En justa correspondencia, el Rey de Portugal mandó a Badajoz al marqués de Alegrete con objeto de cumplimentar, a su vez,a nuestros Reyes y príncipes, y al marqués de Cascáes para hacer entrega del presente de sus soberanos a la futura princesa del Brasil.

En este día y el siguiente se hicieron y arreglaron,por ambas partes,todos los preparativos necesarios para el ceremonial de las regias entregas, habiendo recibido el encargo de realizarlos, por parte de España, el marqués de Capiccelatro, embajador del Rey de España en Lisboa, y por la del Rey de Portugal, el marqués de Abrantes.

Sobre el río que divide los dos reinos

El día 19 fue el señalado para la expresada solemnidad, por lo que toda la Familia Real española salió de Badajoz en sus carrozas, arregladas para la ocasión, seguidos de todo su séquito, en dirección a un puente de madera que se había construido sobre el río Caya, que divide los dos Reinos. 

Sobre dicho puente se hallaba una casa para el acto de las entregas, de figura cuadrada y en la cual había varias ventanas con preciosos cristales de colores, muchas molduras de talla dorada, tarjetones alusivos al objeto y otros adornos,rematando con los escudos de armas de las dos naciones, colocados en las fachadas correspondientes. 

Con la anticipación necesaria,en la orilla del río perteneciente a España se hallaban formadas las tropas del Ejército de Extremadura,las cuales componían más de seis mil hombres bien armados y equipados, precediéndoles en el orden de formación las compañías o escuadrones de Guardias de Corps y los Regimientos de Guardias españolas y walonas, y de la otra parte del río se encontraban también las guardias y tropas portuguesas dando frente a las nuestras. 

Habiendo llegado primero nuestros Reyes y príncipe e infantes a la casa citada,vieron que aguardaban ya al otro lado del río los Reyes y príncipe e infantes de Portugal, por lo que inmediatamente entraron en el interior de la casa las 13 personas reales de ambos países,y después de haberse abrazado y cumplimentado con gran afecto y cordialidad,se procedió a la lectura de las capitulaciones matrimoniales, después de cuyo acto se hicieron las entregas,recíprocas,despidiéndose ambos monarcas y dirigiéndose a tomar los carruajes para marchar, respectivamente, a Elvas y Badajoz.

Una vez llegados a Badajoz, la Familia Real se trasladó a la catedral, en donde se cantó un «Te Deum » por la música de la Real Capilla, oficiando el patriarca de las Indias.

Aquella misma noche se ratificaron los regios desposorios de los príncipes,y el jueves 20 de 1729  se verificó la función de velaciones, habiéndose celebrado estos acontecimientos en la ciudad con luminarias,fuegos artificiales,mojigangas y otros festejos. 

Los días 23 y 26 volvieron a encontrarse los Reyes de España y Portugal con sus familias en la casa donde se produjo el intercambio,permaneciendo en ella largo tiempo,durante el cual se produjo una larga conversación entre ambas familias,después de la cual se ofreció un concierto vocal e instrumental,interpretado por las músicas de las dos Reales Capillas.

Concluido el fabuloso concierto y una vez realizadas las correspondientes despedidas, partió para Lisboa la Familia Real portuguesa,haciéndolo para el día siguiente hacia la ciudad de Sevilla la española.
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