El proyecto revisado enviado a Cifuentes para lograr el permiso de su macrocomplejo basa dos tercios de los ingresos en los casinos.
Durante la presentación el pasado 1 de diciembre y en las sucesivas ocasiones en que se han pronunciado públicamente, The Cordish Companies se ha esforzado en marcar distancias entre su proyecto de megacomplejo de ocio y juego en Torres de la Alameda (Madrid) y el fracasado plan de Eurovegas. La diferencia, dicen, está precisamente en el juego. Cordish enfatiza que su complejo está destinado al turismo familiar, de ocio y de congresos, toda vez que la superficie dedicada a las apuestas no rebasaría el 15% del total. Sin embargo, vistas las cuentas que hace la empresa, Cordish lo apuesta todo al juego. O, para ser más exactos, dos terceras partes, que es el porcentaje que representarían las apuestas sobre el total de los ingresos del complejo.
Mientras en Tarragona comienza a tomar cuerpo el Hard Rock Entertainment World, el antiguo BCN World, un complejo con un gran casino de 10.000 metros cuadrados, la Comunidad de Madrid aún deshoja la margarita con Live! Resorts Madrid, el proyecto de Cordish, al que espera dar una respuesta definitiva en pocas semanas, según fuentes de la consejería de Economía. Declina valorar la actividad del juego en el complejo o cualquier otra.
“Realmente, es un proyecto muy diferente de otros del pasado. Es un proyecto híbrido de restauración y hostelería con una pequeña zona de juego”, recalcó en diciembre Joseph Weinberg, consejero delegado del grupo estadounidense. A su lado, el vicepresidente Abraham Rosenthal recalcaba que solo entre un 5 y un 10% de la superficie de Live! Resorts Madrid estaría dedicada al juego. Es más, en el voluminoso informe enviado a la Comunidad de Madrid tras el rechazo inicial al proyecto, lo presentan como un “destino internacional y regional de ocio y entretenimiento” con una gran oferta de hoteles, gastronomía, entretenimiento, tiendas y eventos “para residentes, familias, turistas, congresos y convenciones”. Solo someramente mencionan en la presentación “el área de juego”, cuya superficie sitúan “en torno al 10% o 15%”.
Pero lo cierto es que sin el juego, Live! Resorts Madrid no podría sobrevivir. Lo admite el propio informe, en la parte técnica, al afirmar que el área de juego tendrá la función de “hacer rentable el conjunto del modelo”, frente a otras áreas cuyos objetivos serían “atraer flujo de visitantes”, “mantenerlo” o “procurar un impacto social”.
Así, en la documentación enviada al Gobierno de Cristina Cifuentes, Cordish incluye un estudio de viabilidad económica de 70 páginas elaborado por la consultora especializada The Innovation Group que prevé, en el primer año de funcionamiento (2023), que los 7,8 millones de visitantes del complejo aporten unos ingresos totales de 784 millones de euros, de los cuales 486,8, un 62,1%, provendrían del juego. En los siguientes años prevé ir aumentando los ingresos totales hasta los 975,8 millones del quinto año, cuando los ingresos por juego alcanzarían 620,6 millones, un 63,5%.
El siguiente capítulo más importante en ingresos es el de hoteles. Las 2.200 habitaciones que incluye el proyecto completo proporcionarían 114,6 millones de euros de ingresos el primer año, un 14,6%. El resto de ingresos procederían de las actividades de entretenimiento (cine, teatro, espectáculos), que aportaría 24,5 millones, un 3,1%; comercio minorista (tiendas y mercadillos), con 25,2 millones, un 3,21%; congresos y eventos, con 23,7 millones, un 3%; alquiler de oficinas, con 7,3 millones, un 0,9%; y restauración, con 101,6 millones, un 12,96%, siempre en el primer año de operación.
Las cuentas de Cordish
El grupo Cordish incluye también en la documentación su propia previsión de ingresos, un poco menos ambiciosa y sobre todo, menos detallada. Son apenas dos cuadros con previsiones de ingresos del complejo en su totalidad y de la primera fase, que sería la primera en construirse, por separado. En ellos, Cordish no desglosa los ingresos por juego, sino que los incluye en el capítulo de entretenimiento (“all entertainment”).
En la hipótesis del complejo entero, sobre un total de ingresos el primer año de 652,5 millones de euros, la partida de entretenimiento aportaría 482,3, lo que supone un 73,9% (frente al 65,2% del estudio de The Innovation Group sumando juego y entretenimiento). En el caso, más probable, de que el complejo abriese sus puertas únicamente con la primera fase levantada, 92 hectáreas que incluyen una laguna artificial con playa, los ingresos ascenderían a 300,6 millones el primer año, de los que un 68,8% provendrían del juego y el entretenimiento.
En esa primera fase, Cordish contempla 11.000 metros cuadrados dedicados a los juegos de azar. Aunque evita en lo posible usar la palabra casino, habrá uno con 100 mesas de juego (ruleta, baccarat, black jack o cualquier juego que permita la ley 8/2012 de la Comunidad de Madrid, que regula la fiscalidad del juego en los Centros Integrados de Desarrollo), entre 1.000 y 1.500 máquinas tragaperras “muy novedosas” y 30 mesas de póker. Además, el proyecto incluye otros 1.394 metros cuadrados “específicos para apuestas deportivas”, es decir, al menos un bar con retransmisiones de eventos deportivos sobre los que apostar. En las siguientes fases del proyecto, se incluirían instalaciones que mantendrían el porcentaje de la superficie de juego.
Cordish ha solicitado tramitar su proyecto bajo la forma de Centro Integrado de Desarrollo, una figura excepcional que concede ventajas urbanísticas, administrativas (no se podría construir otro de estos CID en un plazo de 10 años) y fiscales, entre ellas, en materia de juego. Por ejemplo, se fija un tipo tributario del 10% para el casino, frente al mínimo del 15% para un casino normal. Estos centros, además, permiten la entrada de menores a las salas de juego, siempre que estén acompañados de un adulto, aunque no se les permite jugar en ningún caso.
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