Se acaba el año 2020, el nefasto año en que muchos hemos perdido familiares, amigos, vecinos, seres queridos, a consecuencia de la famosa y macabra COVID-19. Un año para olvidar en muchos aspectos, pero, para tristemente, tener que recordar en algunas cosas.
Este año que finaliza es un año para enterrar, no se pueden borrar sus
números, pero muchos ciudadanos del mundo lo harán en su memoria, por eso la
esperanza de un 2021, es para todos un bálsamo, a todo vivido estos últimos 365
días.
El 2020 no trajo más
y mejor Sanidad Pública a nuestra región, a nuestra zona. Muy al contrario,
demostró que las carencias ya existentes por años y años de desmantelamiento se
veían acentuadas en la lucha contra la pandemia. Nuestros sanitarios enfrentaron
esta terrible enfermedad, sin medios, sin planes, y lo que es peor, con
responsables ineficaces y carentes de la responsabilidad necesaria para
enfrentar este reto.
Ellos y ellas, junto con otros trabajadores de servicios
esenciales, lucharon día a día frente a la COVID-19, y aun lo siguen haciendo,
con valentía, profesionalidad y dedicación. Pero, lamentablemente, “solos ante
el peligro”.
Con las imágenes de las noticias de un año que nunca
debió existir, despedimos este 2020. Un año triste, lleno de dolor, que nos
trae emociones y momentos difíciles de abordar, por ello miramos al frente, al
futuro, al ese horizonte que nos tiene que traer una nueva forma de vivir.
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