El Paseo de Los Chopos, llamado también del Molino, que en el pasado enlazaba con la plaza de Fernando VI, a través de la actual calle de La Huerta que era uno de los paseos arbolados que unían la población con La Vega y el río. Actualmente el acervo popular también lo denomina el Paseo del "colesterol".
Son más de mil personas las que lo pisan diariamente y 5000 personas pueden pasearse bajo la sombra de sus árboles los fines de semana.
El recorrido más solicitado es Paseo de los Chopos-Paseo de los plátanos y vuelta por el Paseo de los Chopos, aunque los menos hacen un rodeo a la Huerta Grande volviendo por el Paseo de la Agujeta.
Es junto con el Paseo de los Plátanos, llamado antes de El Cardón, uno de los principales paseos arbolados que bordeaban la "Huerta Grande" además del Paseo de La Agujeta que transcurre paralelo a la circunvalación urbana, siendo una de las más fértiles huertas regadas por el río Jarama.
Estos paseos, dan acceso a otros enclaves naturales del municipio dentro del Parque Regional del Sureste que ocupa 29 de los 39 km2 del término municipal. Conforma este conjunto de paseos arbolados, caces y huertas, una suerte de espacio que conjuga valores histórico-artísticos y ambientales en el borde urbano de pueblo, muy valorado para el esparcimiento por los vecinos, mantenimiento su secular actividad agraria.
Destacar en ellos, además de los paseos arbolados, el sistema de riego original de las huertas del Real Sitio, con sus caceras, exclusas, puentes y puertas como la del Rey y de la Reína, así como los restos de un puesto de caza en lo que era la plaza central de la Huerta Grande, que data de principios del siglo XIX.
Aunque no es comparable por el desigual estado de conservación y su origen y devenir histórico, la Huerta Grande del Real Sitio de San Fernando de Henares, es un reflejo de las de Aranjuez, población de fundación contemporánea a San Fernando de Henares.
Hoy el Paseo de los Chopos es patrimonio de todos los vecinos y lugar de recreo medioambiental de gran calidad. Los días de calor, se agradece la sombra que regalan sus árboles y si es al atardecer, se acompaña con el frescor que procede del riego de la Huerta Grande, una joya medioambiental que hay que proteger, cuidar y potencial.
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