El departamento que dirige Alberto Reyero intervino a principios de abril las residencias DomusVi Espartales, Casaquinta Ciempozuelos, Isabel La Católica-La Ventilla, Fundación Reina Sofía Alzheimer, Sergesa Boadilla, Vitalia Leganés, Monte Hermoso Madrid, Residencia de Usera, Geriatel Rivas, Orpea Santo Domingo, Santísima Virgen y San Celedonio, La Purísima Concepción, Santa Teresa Jornet debido a un "incremento inesperado de fallecidos" por coronavirus. Un mes después sumó el geriátrico Las Golondrinas de Robledo de Chavela.
Como facultaba la Orden ministerial SND/265/2020, de 19 de marzo, los empleados públicos que asumieron las funciones en las residencias intervenidas por las comunidades disponían de los recursos materiales y humanos disponibles del centro y los recursos vinculados con la actividad sanitaria asistencial que se presta de forma habitual a los residentes en el mismo, tanto en el propio centro como en el sistema de salud correspondiente para garantizar que se adoptaran las medidas establecidas en dicha Orden sobre la ubicación y aislamiento de pacientes, limpieza, coordinación para el diagnóstico, seguimiento y, en su caso, derivación de los residentes.
Así, la Consejería nombró a varios funcionarios, provenientes en su mayoría de las direcciones de centros de mayores, como tutores de estos geriátricos, a los que el equipo directivo tuvo que darles toda la información actualizada, realizaron un informe y mantuvieron encuentros informativos con el resto de plantilla.
La principal función del interventor durante una primera fase fue detectar rápidamente los principales problemas que llevaron al centro a esta situación, ya fuera falta de material sanitario, de personal, organizativos, etcétera.
Especialmente importantes fueron los controles de los protocolos de aislamiento y zonificación, la entrada de personas del exterior y el uso de equipos de protección individual por parte de residentes y trabajadores, además de que la comunicación fuera más fluida de los residentes con sus familiares.
Otra de sus funciones fue asegurar una correcta coordinación con los geriatras de enlace y centros médicos, que desde hace unas semanas realizan visitas físicas a los geriátricos madrileños. Y que los centros no tomaran medidas que suspendieran actividades o contratos laborales.
Una vez logrados esos objetivos, desde finales de mayo estos funcionarios comenzaron a realizar sus funciones de forma telefónica y no físicamente. No obstante, según el protocolo de residencias tras la desescalada, no se descarta nuevas intervenciones públicas de cualquier geriátricos si la situación se descontrola por alta mortalidad, falta de equipos o de personal.
Especialmente importantes fueron los controles de los protocolos de aislamiento y zonificación
Los fallecidos por Covid-19 en estas residencias se han ido estabilizando desde mayo. Según los últimos datos, enviados por la Consejería al Ministerio de Sanidad el día 23 de junio, estos 14 centros acumulaba 682 decesos por todas las causas desde el 8 de marzo, aunque la mayoría han muerto por coronavirus.
En este grupo de residencias vivían a esas fechas 1.448 ancianos y trabajaban 1.407 personas, aunque la estadística no especifica los datos de empleados que fueron contagiados o estuvieron enfermos o aislados. De los usuarios de estas 14 residencias, había ese día 1.064 sin síntomas y sin contacto con enfermos de coronavirus, 355 están sin síntomas pero en aislamiento preventivo por contacto con enfermos de Covid-19, ningún aislado con síntomas y 27 positivos confirmados.
Los primeros datos que tenemos de estas residencias, los del 10 de abril, eran mucho peores. Vivían en estos centros 1.557 personas, había 1.301 trabajadores y habían muerto en un mes 557 mayores por todas las causas. En los dos meses y medio siguientes fallecieron 125 ancianos, por lo que con la intervención la caída de la mortalidad fue vertiginosa. Además, el 10 de abril había 387 mayores con síntomas de Covid, 683 sin síntomas pero aislados, 320 aislados con síntomas y 167 positivos confirmados.
La última recopilación de datos de todas las residencias madrileñas fue enviada también el 26 de junio y refleja que un total de 5.987 usuarios de residencias de la región han fallecido entre el 8 de marzo y el 26 de junio por coronavirus, dos más que el viernes.
Concretamente, 1.253 residentes murieron confirmados con prueba de esta nueva enfermedad y 4.734 por síntomas compatibles. Por toda las causas, han muerto desde el inicio de la pandemia en la región un total de 8.236 residentes, un 73 por ciento de ellos por coronavirus.
Los primeros datos conocidos por Europa Press fueron los facilitados por la Consejería a los grupos parlamentarios durante el pico de la pandemia el 25 de marzo, que revelaban que durante los primeros quince días de la crisis sanitaria 1.130 personas de centros sociales de la región habían perdido la vida por todas las causas, 1.101 en geriátricos. El 8 de abril la cifra de fallecidos por coronavirus era de 5.344 (4.521 con síntomas o PCR positivo en coronavirus) y los residentes que quedaban eran 45.852.
El 1 de mayo los fallecidos por todas las causas eran ya 7.337 (5.828 por coronavirus) y quedaban en los geriátricos 42.956. Las cifras se estabilizaron en mayo, ya que el 22 de ese mes la cifra de residentes muertos era de 7.782 (5.951 por coronavirus) y en la población de los geriátricos era de 42.355 personas.
Los datos se refieren a todos los centros de servicios sociales de carácter residencial autorizados en la región y que prestan atención a los sectores de personas mayores, personas con discapacidad y personas con enfermedad mental. Son 710 centros. La gran mayoría de todos ellos están geriátricos, compuestos 475 centros (18 de gestión indirecta, 161 concertados, 271 privados y 25 públicos directos) y que concentran casi toda la mortalidad.
0 comentarios:
Publicar un comentario