30 julio 2021

Efemérides de San Fernando de Henares. 30 de julio. Fernando VI firma la persecución de los gitanos

30 de julio de 1749

Fernando VI firma la persecución de los gitanos



El 30 de julio de 1749, Fernando VI autorizó una persecución con el fin de arrestar y extinguir a los gitanos del reino, la​ conocida como la Gran Redada.La llegada de los Borbones al trono de España supuso nuevas leyes contra el nomadismo de los gitanos más reticentes. En 1717 una pragmática de Felipe V fijó la residencia forzosa de los gitanos en un total de 41 ciudades, luego de él su hijo Fernando VI ampliaría la lista a 75 ciudades en 1746. Lo que se pretendía es que hubiera una familia gitana por cada cien vecinos y, por otro lado, obligar a que estos se asentasen por familias en lugar de en grupos más amplios. La finalidad última de todo este conjunto de leyes no es sino la “desaparición” o asimilación de la minoría gitana, en un largo proceso que tiene su culminación en la trágica noche del 30 de julio de 1749 con la ejecución de la Gran Redada, también conocida como Recogimiento general de gitanos y que se resume en el intento de las autoridades de reunir, arrestar y finalmente eliminar a todos los gitanos del reino. Cuando se habla de eliminación del pueblo gitano no hay que entenderlo como la eliminación física de los gitanos a la manera en que los nazis hicieran con los judíos, sino como una serie de medidas orientadas a la desaparición del pueblo gitano como cultura y, finalmente, también física al mezclarse e integrarse con la población del país. Durante ese día y los siguientes fueron apresados unos 9.000 gitanos, cifra que se eleva a 12.000 si contamos los que ya estaban encarcelados.



Es importante tener presente que cuando el plan comenzó a dibujarse Madrid estaba repleta de gitanos en espera de reasentamiento, pero la lentitud de los procesos burocráticos provocó las quejas del monarca, que ordenó apurar los trámites para expedir cuanto antes a los gitanos ambulantes a sus destinos. Esta situación permitió luego conocer con exactitud el paradero de muchas familias gitanas, incrementando la eficacia de la operación. Además, debe destacarse que una iniciativa como esta nunca hubiese sido posible hasta aquel momento debido a la posibilidad que tenían muchos gitanos de acogerse a sagrado en las iglesias, lo que dio al traste con muchas de las redadas ejecutadas anteriormente. Durante años la Corona negociaría con la Iglesia para suprimir el derecho de asilo de los gitanos hasta que en 1748 el Papa Benedicto XIV autorizaba que pudieran ser detenidos incluso en el interior de los templos.

Llegó a barajarse la posibilidad de deportarlos a todos en pequeños grupos a América para que trabajasen en las fábricas y minas que allí había, imitando el proceder de Portugal que ya había hecho esto en 1745. Sin embargo, las noticias procedentes de Brasil y Guinea daban a entender que la llegada de gitanos había desestabilizado mucho la situación en las colonias de modo que esta estrategia quedaba desechada. La alternativa elegida fue enviar a los varones gitanos a los presidios y arsenales españoles del norte de África mientras mujeres y niños menores de siete años quedaban confinados en prisiones y fábricas. Una vez alcanzada la mayoría de edad los niños serían enviados con sus padres donde aprenderían un oficio. Esto permitiría en palabras del Marqués de la Ensenada “darles destino con que se impidan tantos daños y extinga si es posible esta generación” mediante la separación física entre sexos.

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