Muerte de un guarda en Soto de Aldovea
Don Juan Pulido alcalde interino y guarda mayor del Soto que llaman La Aldovea propio de la dignidad arzobispal de Toledo, dio cuenta la Infante Cardenal que uno de los guardas menores del citado Soto Jerónimo Majolero “ le dieron muerte en la víspera de San Pedro, poco después de la medianoche”, según parece diferentes personas de los pueblos circunvecinos iban a esperar la caza en las noches claras por los alrededores del cazadero y “se reconoce que el guarda ha sido muerto a traición y cogido entre dos escopetas “.. Don Luis decidió ponerlo en conocimiento del Rey para que dignara dar las provisiones que creyera conveniente y fueran de su real agrado, para averiguar quiénes fueron los culpables y aplicarles el castigo correspondiente, como también para celar la extinción de los hurones y perros que hubiere en las cercanías de aquel Soto y, además los del Pardo y Aranjuez, por estimar que sin esas medidas no podía lograrse la conservación de la caza.
Todos los guardas de juramentaron ante el alcalde de Obras y Bosques para hacer sus denuncias “mientras el Rey manda lo conveniente”. Los autos adjuntos formados por el alcalde del Soto de la Aldovea, que pertenecía al Infante Cardenal lo calificaron la muerte violenta que en el expresado Soto se dio a Jerónimo Majolero, y proclamaban la aceptación de la decisión real.
“Deseando el rey que se descubra y castiguen a los que participaron en este delito según merece su atrocidad ha resuelto que se remitan dichos autos a Don Rafael Jaramillo y Loayza , alcalde de Obras y Bosques para que proceda en ellos con el celo y actividad que corresponde a lo enorme del crimen, y que el justo castigo de los delincuentes deje satisfecha la vindicta pública y contenga en el temor y el escarmiento a los que puedan pensar en semejantes maldades “ . Buen Retiro, 10 de julio de 1752
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