La Asociación cívico cultural El Molino informa sobre la situación actual del Caso Plaza de España
CASO PLAZA DE ESPAÑA: NI BUITRES NI TIBURONES (I)
NI BUITRES NI TIBURONES, EL AYUNTAMIENTO
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Reproducimos la crónica de hoy que firma Analía Plaza en eldiario.es, a propósito de lo que parece es el interés que el polémico empresario Trinitario Casanova y su fondo BARAKA tienen por adquirir los activos de la sociedad mercantil mixta PLAZA DE ESPAÑA SAN FERNANDO SL, hoy en concurso y en liquidación.
El enlace en el que se puede acceder a la crónica completa es este:
https://www.eldiario.es/economia/Casanova-pelotazo-embargada-San-Fernando_0_962754136.html
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AVISO A NAVEGANTES
(NI MARQUESES NI CASANOVAS)
De forma más o menos recurrente, surgen de vez en cuando rumores y noticias más o menos ciertas, por el avistamiento de merodeadores en forma de buitres y fondos oportunistas al acecho del pelotazo fácil con los activos de la finiquitada sociedad mixta promovida por el Ayuntamiento en 2008, y hoy en una calamitosa situación de quiebra necesaria por las deudas contraídas y a las que no puede hacer frente.
Inmersa en un procedimiento concursal inacabable y paralizado, y administrada por un administrador concursal cuyo único interés parece ser en estos momentos acumular mes a mes los importes de sus aranceles como crédito preferente contra la masa, se ofrece como una oportunidad de negocio rápido y especulativo y ahora al parecer para tiburones del mundo inmobiliario, prestos a poner liquidez donde no hay más que desesperanza y una desolada evidencia del lamentable funcionamiento de una justicia, la española, paradigma de las dilaciones indebidas que, finalmente, tienen que soportar estoicamente los sufridos justiciables. Una justicia que no funciona y que no hace sino agravar las consecuencias sobre los numerosos perjudicados que tuvieron la desgracia de confiar en una mercantil tras la que estaba nuestro Ayuntamiento.
Hoy, para más desgracia, el agujero patrimonial y financiero de la sociedad mixta se ha trasladado en toda su crudeza al Ayuntamiento, como lo acredita el hecho de que estemos en estos momentos en plena tramitación de un expediente de modificación de créditos para el pago de 12,5 millones por otras tantas sentencias firmes que condenan al Ayuntamiento con fallos económicos descabellados, y ante los que se vienen resignado, uno tras otro, todos los equipos de gobierno.
En ese contexto fúnebre y de horizonte negro para las finanzas municipales, partidos, políticos y acreedores, ven con buenos ojos la aparición de estos buitres carroñeros y tiburones implacables, que pongan liquidez donde no hay más que miseria y deudas descomunales, en la creencia de que estos fondos especulativos son simples oenegés que vienen con su dinero líquido para salvar la cara a los políticos de turno, tras haber demostrado clamorosamente que no son capaces siquiera de enunciar una solución alternativa, que no pase por la opción de engordar más las cuentas de resultados de estos auténticos reyes del pelotazo.
Se perdieron cuatro magníficos años en el mandato anterior haciendo el ridículo con incidentes concursales sin rumbo, y esperando un milagro que tapara la inacción y el desconocimiento. Ahora, el nuevo equipo de gobierno tiene una oportunidad, tal vez la última, rechazando de plano operaciones como esta que pretende el señor CASANOVA, y aprendiendo la lección y el precedente del Marqués de Puebla, administrador de PACÍFICA CAPITAL, y poner en marcha todo el potencial de las armas legales que la ley le atribuye al Ayuntamiento. Cuya lamentable dejación durante el mandato de Catalina y su equipo, no ha traído sino abandono y consolidación de unas deudas millonarias en principal e intereses a las que ya es imposible hacer frente.
Ha llegado pues el momento de tomar la iniciativa y poner al Ayuntamiento al frente de la operación con todas las consecuencias, al menos para tratar de minimizar en lo posible el ya casi irreparable perjuicio patrimonial que este lamentable caso ha causado a particulares, contratistas y al propio Ayuntamiento. Que no solo es económico, sino también reputacional como es fácilmente reconocible.
Que hoy, once años después, la plaza de España y otros bienes municipales demaniales sigan embargados y figuren en los balances de una sociedad mercantil, es un fracaso sin paliativos de unos políticos que no solo nos metieron en este monumental y carísimo fiasco inmobiliario, sino la evidencia también de que los que les sucedieron no solo no supieron ofrecer una maldita solución viable que no fuera dejarse arrullar y prestar oídos a la solución fácil de aceptar resignadamente la liquidez de estos carroñeros, que sobrevuelan o merodean con su olfato privilegiado a víctimas propiciatorias débiles y abandonadas que, como es el caso de plaza de España, no supieron administrar entonces y no han sabido solucionar después.
Es hora pues de abandonar toda tentación de aceptar la solución puramente especulativa de fondos buitres o de tiburones inmobiliarios, y poner en funcionamiento la maquinaria del Ayuntamiento. Es probablemente la última oportunidad que se tiene, sin desconocer tampoco que se ha perdido mucho tiempo. No debería perderse pues ni un minuto más.
Se le debe a los contribuyentes primero porque van a tener que soportar las consecuencias de unos gestores incompetentes, y también a cuantos perjudicados por todas estas lamentables decisiones, han perdido ya toda esperanza y fe en unos gestores políticos que, mandato tras mandato, no hacen sino promesas en el vacío para cubrir el expediente, sin remangarse de verdad y dejarse los ojos por, al menos, revertir la situación de inacción que solo beneficia a los que tiene tiempo y dinero suficiente para soportarlo, y que están a la espera de beneficiarse cada mes que pasa por una calamitosa situación producto de la estulticia de un gobierno municipal tras otro.
Es hora pues de romper ese círculo vicioso, tomar la iniciativa y explorar alternativas que, cuando menos, aminoren al máximo posible los daños económicos y patrimoniales infligidos a particulares y al propio Ayuntamiento. No será posible ya la total reparación, pero al menos será una oportunidad de controlar los daños propios y ajenos.
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