“Se vende pareja de mapaches. Buen precio”. A la 13.30 de ayer se leía este anuncio claro y conciso en la página web Milanuncios junto a la foto de dos de estos osos lavadores, como también se conoce a este mamífero procedente de América. A las 17.20, este cartel ya había desaparecido. Esta compra-venta, sin embargo, está prohibida desde 2011, cuando se declaró invasora a esta especie.
“Antes se veían en tiendas, en una pajarería, por ejemplo. Pero ahora si te lo venden aunque sea por Internet es ilegal”, explica José Lara, jefe de área de flora y fauna de la Comunidad de Madrid. Y es que, a pesar del aspecto simpático de este omnívoro, una especie de oso pequeño con antifaz y patas prensiles —parecidas a una mano—, la rápida reproducción y la extrema inteligencia de este animal preocupa, y mucho, al Gobierno regional, que ha capturado entre 2007 y 2018 un total de 814 ejemplares. La razón, los efectos devastadores de estos animales en la fauna autóctona y el medio rural.
“Para empezar, hay que tener en cuenta la transmisión de enfermedades, como la rabia (solo a través de la mordedura), la tuberculosis o la sarna (a través de los ácaros)”, analiza Lara. Bien es verdad, que no son animales agresivos, “lo normal no es que ataque”, matiza, “aunque si te encuentras a una hembra con sus crías y están hambrientas, es mejor no intentar cogerlos”.
Además, “está desplazando a la fauna ibérica como por ejemplo a la nutria, cuya población vive alrededor de los ríos”, un entorno perfecto para los mapaches. “En realidad están acabando con todos los mustélidos y todas las aves acuáticas, se comen los huevos y los pollos que dejan en el medio acuático, el pato real, el pato colorado... Al depredar, al estar en los arroyos, todas las especies que críen ahí, los anfibios, los peces, la garza imperial, los patos… Todos corren peligro porque además el mapache no tiene un competidor, como podría ser el puma en EE UU. Aquí no va a pelear con el lobo, porque los que están en la sierra no comparten el mismo ecosistema”, analiza Luis del Olmo, director general de Medio Ambiente y Sostenibilidad en el Gobierno regional.
Los mapaches, además, tienen mucha inteligencia, una capacidad de adaptación tremenda, “no es un primate pero tienen esa capacidad parecida”, dice Lara. “Así que también come maizales, uvas… En la finca del Imidra, al lado de Alcalá de Henares, retiramos 92 mapaches, que estaban acabando con las uvas. También levanta las tapas de un contenedor para comer. Sobre todo en el Jarama del sureste, que está lleno de maizales y frutos”.
Pero la inteligencia de este animal llega incluso a asombrar a los expertos. Tras ser capturado un ejemplar, fue encerrado en una jaula en el centro El Campillo, perteneciente a la red de centros de educación ambiental de la Comunidad de Madrid. El animal observó, fue alimentado, comió tranquilamente y, tras terminar, durmió un rato. Al despertar, ya solo en la habitación (aunque vigilado por una cámara que grabó su "heroicidad"), deslizó el pestillo de su jaula, consiguió después abrir el pomo de la puerta y finalmente abrió la ventana corrediza para saltar al exterior. Eso sí, descansado y con el estómago lleno. "Eso ya fue el colmo. Es como si en verano un ladrón entra en tu casa y se come lo que hay en la despensa y cuando se va te deja una nota que pone 'oye, el chorizo no estaba muy bueno", se ríe Del Olmo.
Hoy, el mapache ya se ha extendido por el río Jarama, las riberas del Henares y ha llegado a Guadalajara. En el norte se ha visto en Soto del Real, al oeste en Aldea del Fresno, y al sur en el río Tajo en Aranjuez, además de en la cuenca del Alberche y la cuenca alta del Manzanares. “Si llegara a Madrid, al Manzanares, podrían acabar con toda la fauna”.
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