Es un día normal en el polígono industrial de San Fernando de Henares.
Tranquilo y sin sobresaltos. Sólo un cartel colgado entre dos farolas, que resiste estoicamente el fuerte viento gracias a un puñado de agujeros, anuncia que este será el escenario del primer gran conflicto laboral que Amazon tenga que enfrentar en España. "¡¡¡Convenio digno ya!!! Amazon en huelga. 21 y 22 de marzo", reza la pancarta, firmada por el sindicato CGT, uno de los cuatro, junto a CSIT, UGT y CC OO, que han convocado la protesta, a la que están llamados los 2.000 empleados del mayor centro logístico que la multinacional de Seattle tiene en nuestro país.
"Hemos llegado a este punto porque los americanos nos tienen hasta los cojones", dice uno de ellos, de 37 años, del turno de mañana. Aunque el tiempo, con la lluvia a punto de hacer acto de presencia, invita a quedarse en la cafetería de dentro del complejo, él es uno de los tantos que aprovechan el descanso en el tramo de diez y media a once hasta el aparcamiento a estirar las piernas, echarse un cigarro o comerse el bocadillo en el coche.
Es un día normal en el polígono industrial de San Fernando de Henares. Tranquilo y sin sobresaltos. Sólo un cartel colgado entre dos farolas, que resiste estoicamente el fuerte viento gracias a un puñado de agujeros, anuncia que este será el escenario del primer gran conflicto laboral que Amazon tenga que enfrentar en España. "¡¡¡Convenio digno ya!!! Amazon en huelga. 21 y 22 de marzo", reza la pancarta, firmada por el sindicato CGT, uno de los cuatro, junto a CSIT, UGT y CC OO, que han convocado la protesta, a la que están llamados los 2.000 empleados del mayor centro logístico que la multinacional de Seattle tiene en nuestro país.
"Hemos llegado a este punto porque los americanos nos tienen hasta los cojones", dice uno de ellos, de 37 años, del turno de mañana. Aunque el tiempo, con la lluvia a punto de hacer acto de presencia, invita a quedarse en la cafetería de dentro del complejo, él es uno de los tantos que aprovechan el descanso en el tramo de diez y media a once hasta el aparcamiento a estirar las piernas, echarse un cigarro o comerse el bocadillo en el coche.
"Yo llevo dos años y medio aquí y he vivido todo. Y es una vergüenza", admite este mismo 'currito'. Es una conversación rápida, que la 'rasca' no da para estar de charleta ahí amenamente. "Soy fijo y, por supuesto, voy a hacer la huelga".
Nos la podemos comer pero hay que hacerla"
"¿Si servirá de algo? Puffff", duda otra compañera suya. Tiene 41 años. También es trabajadora indefinida. "Estos son unos jetas que tienen más que cubiertas las espaldas", afirma cuando se le habla de la 'fontanería' logística que se cocina para neutralizar la huelga. La compañía pretende cubrir el agujero de dos días de paro en MAD4, el código interno que reciben las instalaciones de San Fernando de Henares, con el apoyo de los centros logísticos que tiene Amazon en Barcelona, el sur de Francia y el norte de Italia. "¿Nos podemos comer esta protesta? Por supuesto. Pero hay que hacerla y que aquí nadie entre a currar".
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