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Ovación de Robleño tras una entregada faena al cuarto de Las Ventas

Otra tarde con media entrada. El éxito de este San Isidro no tapa la urgente necesidad de replantear el modelo de la Feria más importante del mundo. Demasiadas corridas, imposible ofrecer atractivo todos los días.



El lucero, girón, calcetero y coletero que hizo primero de Valdellán no humilló en ningún momento de la lidia. Pasó sin celo, muy suelto en el saludo de Robleño. El Legionario lo castigó duro en varas. Siguió con la cara por las nubes y, encima, actitud rajada. La buena voluntad de Robleño se quedó nula de opciones. El madrileño dejó detalles de su asolerada madurez. Dejó una buena estocada que acabó con la mansedumbre.

Al fino segundo le faltó cuello en su fina morfología. Qué astifino. Pareció blandear de salida. Iván Vicente lo pasó con oficio hasta que le quitó el capote mientras lo llevaba al caballo. Empujó en el peto de Héctor Vicente. En la muleta resultó muy molesto por su gazapona condición. Se venía andando, midiendo y con la cara alta. Vicente le pudo sin descomponerse. Dejó una estocada corta en el tercer intento. Silencio.

El cárdeno tercero, cinqueño, hondo y pitorro, humilló de salida. Cristian Escribano manejó el capote con temple, desde arriba, con tres verónicas de buena nota. El toro empujó a media altura en el caballo. Destacó en banderillas Jesús Alonso que se desmonteró ante la fuerte ovación. Escribano brindó al público. Embistió mucho y bien el toro en tres tandas importantes. Escribano le cogió el aire exigiéndole por abajo aunque faltó el temple mostrado con el capote. Fueron tres tandas en las que hubo mucha emoción. Por el izquierdo resultó más descompuesto, mucha movilidad y poca clase. Se acrecentó el defecto de escarbar y tuvo más disparo que entrega. Se atascó con los aceros. Escuchó dos avisos. Pitos. La ovación se la llevó el toro.



El cuarto fue muy serio, tocado arriba de pitones, cinqueño. Alto, largo y cuajado. Un tren. Lo recogió muy sólido Fernando Robleño, que no le permitió ninguna probatura al toro de Valdellán. Pegó oleadas en los tercios siguientes sin centrarse. Robleño estuvo hecho un tío. Le tapó muchos defectos al correoso toro que pasaba sin entrega y con violencia. Le buscó las vueltas en una fajada faena, ganándole mucho la cara con una disposición tremenda. La estocada en lo alto coronó su torera solvencia. Saludos.

El quinto fue un pavo por su amplia y ofensiva cara. Ancho de sienes, altote. Quiso torearlo con sosiego Iván Vicente de salida pero el toro se estretuvo demasiado en las tablas tras cada lance, sin sentirse ni mostrar entrega. Quiso lucirlo en el caballo que montaba su hermano Jesús. Se arrancó el valdellán de largo. 

Importante brega de José Chacón. Tuvo después una extraña forma de embestir, sin humillar pero siguiendo con codicia la muleta. Iván Vicente aprovechó las dos tandas que tuvo para ligar derechazos de estiloso trazo. Después el toro se aburrió, embistió a taponazos sin ningún tipo de ritmo. Iván Vicente trató de reencontrar esas sensaciones de antes pero el toro ya había cambiado. Buena estocada. Silencio.

Madrid. Martes 11 de junio de 2019. Feria de San Isidro. Toros de ValdellánFernando Robleño, palmas y ovación con saludos; Iván Vicente, silencio y silencio; Cristian Escribano, pitos tras dos avisos. Entrada: Media plaza.
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