05 diciembre 2018

El metro de Madrid se olvida de las mujeres: solo seis de sus 301 estaciones se acuerdan de ellas

El Metro de Madrid, el más antiguo de toda España, se inauguró el 17 de octubre de 1919. Ríos Rosas, Martínez Campos (Glorieta de Iglesia), Chamberí (ya sin circulación), Glorieta de Bilbao, Hospicio (Tribunal) y Red de San Luis (Gran Vía) fueron las primeras paradas. Actualmente cuenta con 301 estaciones que evocan lugares, barrios o grandes personajes.
Pese a la extensión de la red, solo seis mujeres cuelgan sus nombres bajo el rombo característico del suburbano madrileño: una escritora (Concha Espina), la última emperatriz de Francia (Eugenia de Montijo), una reina (María Tudor) una víctima del 2 de Mayo (Manuela Malasaña), una consejera real (La Latina) y una empresaria (Lacoma). El nombre de la estación Hospital Infanta Sofía viene determinado por el hospital de la zona (de hecho, cambió su nombre cuando también lo hizo el Hospital del Norte) y Begoña, Esperanza y Almudena son tres representaciones de la Virgen.
La primera estación del metro de Madrid con nombre de mujer se inauguró en el año 1925, tan solo seis después de que echara a andar. La afortunada fue Isabel II, y en la época era un ramal que conectaba la plaza homónima con Príncipe Pío. Con la llegada del ejército republicano pasó a llamarse Ópera (como en la actualidad) y después Fermín Galán. De las paradas actuales la más antigua es la de La Latina, en honor a Beatriz Galindo, una verdadera experta en latín que fue tutora de los hijos de Isabel la Católica y que se inauguró en junio de 1968.

En el callejero de la capital, los nombres masculinos aparecen hasta cuatro veces más que los de las mujeres. Quizá por eso también son superiores en el mapa del suburbano. Desde Metro Madrid, Francisco Olaya cuenta que existen varias formas de proponer los nombres de las paradas. «Pueden partir de peticiones ciudadanas o de asociaciones vecinales o de la Comunidad», según dice. «El último cambio de nombre – Metropolitano por Vicente Aleixandre y Atocha por Estación del Arte- se hizo para evitar una confusión entre el Estadio Metropolitano (línea 7) con Metropolitano (línea 6) y Atocha con Atocha Renfe, ambas en la línea 1, pero solo la segunda ligada a la estación de trenes», cuenta.
Y se eligió el nombre de Vicente Aleixandre en lugar del de cualquier otra poetisa coetánea: «Miramos diferentes posibilidades y descubrimos que Aleixandre vivió en la zona, que hay una calle cercana con su nombre… Así que estaba bastante ligado a ese lugar». Este año, posterior al del centenario del nacimiento de Gloria Fuertes, hubiera sido la oportunidad para conmemorar a una de las madrileñas más queridas de la ciudad.
Por su parte, en el caso de las estaciones nuevas el proceso es más o menos similar, según informan desde Metro. Una de las últimas inauguraciones es la de la estación de Paco de Lucía. «Se decidió homenajearlo porque había fallecido recientemente y tenía mucha relación con la zona. Eso sí, en las distintas ampliaciones como las de la línea 3 se eligieron los nombres de los barrios», cuenta Olaya.

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