13 diciembre 2018

12 de diciembre: Día Mundial de la Disfagia




La rehabilitación logopédica obtiene buenos resultados en los casos de disfagia  orofaríngea

·         Más del 80 % de las personas con disfagia no están diagnosticadas ni reciben un tratamiento adecuado

·         Una correcta intervención de los trastornos de deglución precisa que el logopeda actúe en las fases de prevención, detección, valoración y rehabilitación del paciente



La disfagia es un síntoma de la alteración de la deglución o la capacidad para tragar alimentos sólidos o líquidos, ocasionando que esta deglución se realice sin eficacia y seguridad. Según el área de la deglución afectada, existen dos tipos de disfagia: orofaríngea y esofágica. En la disfagia orofaríngea el problema está en la región oral y de la faringe, provocando dificultad para el inicio de la deglución y al impulsar el bolo alimenticio desde la boca al esófago. Este tipo de disfagia merma la calidad de vida de la persona que la sufre y causa problemas de desnutrición y deshidratación. Asimismo, puede dar lugar a atragantamientos y neumonías aspiratorias, pero según explica la vocal del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM) y logopeda en el Hospital 12 de Octubre, Marga Durán, “todos estos síntomas y consecuencias pueden mejorarse y evitarse con un programa de rehabilitación logopédica adecuado a las circunstancias y necesidades de cada paciente”.

No obstante, el primer paso es diagnosticarlo de manera correcta, otro caballo de batalla cuando de disfagia se trata. Y es que los expertos aseguran que más del 80 % de los pacientes con disfagia no están diagnosticados ni tienen el tratamiento apropiado.

Esta alteración en la deglución es muy frecuente en las personas mayores, sobre todo si tienen fragilidad y deterioro cognitivo y en pacientes con enfermedades neurodegenerativas (párkinson, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), esclerosis múltiple…), así como en pacientes con enfermedades neurológicas no progresivas (ictus o traumatismos cráneo-encefálicos), y en casos de enfermedades oncológicas (tumores de cabeza y cuello, secuelas radioterapia…) No obstante, puede ocurrir a todos las edades. De hecho, también existen disfagias infantiles en fase oral principalmente.

Para una correcta intervención de los trastornos de deglución es preciso que el logopeda actúe en las fases de prevención, detección, valoración y rehabilitación del paciente. De ahí, que el CPLCM considere necesario que los logopedas formen parte de los equipos multidisciplinares que atienden a los pacientes con disfagia.

No obstante, en la actualidad, la presencia de estos profesionales brilla por su ausencia. De hecho, de los 35 hospitales de la Comunidad de Madrid, 11 carecen de atención logopeda. Y en otros se contratan logopedas autónomos, a tiempo parcial.

Por otra parte, desde el CPLCM insisten en que las unidades de disfagia son un recurso que debe potenciarse para dar la mejor atención posible al ciudadano, para detectar el mayor número de casos y para evitar complicaciones graves, propias de esta alteración, como la desnutrición, deshidratación, neumonía aspirativa e infecciones respiratorias. En este sentido, Marga Durán afirma que sería necesario la creación de unidades de disfagia en todos los centros hospitalarios, ya que además de ser muy beneficiosos para los pacientes y sus familiares serían un ahorro para el sistema público de salud.

Beneficios de la rehabilitación

El objetivo principal de la rehabilitación en los casos de disfagia es conseguir que la deglución sea eficaz y segura. Para ello, además de aprender un control postural adecuado y la maniobra deglutoria apropiada, los pacientes trabajan los músculos implicados en la deglución (labios, lengua, paladar, faringe…) mediante ejercicios que incrementan la fuerza, resistencia, sensibilidad y la funcionalidad.
Con el programa de rehabilitación se consigue una hidratación y nutrición adecuadas, y por tanto una mejor salud de los pacientes. Además se evitan atragantamientos, ahogos e infecciones respiratorias. Todo ello, revierte en una  mayor calidad de vida de los pacientes y una tranquilidad para los familiares que los cuidan.
Además, según explica la vocal del CPLCM, la implicación del paciente y de la familia es fundamental para obtener los mejores resultados. Para ello, deben seguir las pautas y ejercicios establecidos por el logopeda, y ante cualquier duda, consultar a este especialista para que les asesore y les oriente.
Entre las recomendaciones que deben tener en cuenta profesionales y familiares para una alimentación correcta y segura de las personas con disfagia, Margarita Durán indica las siguientes:
·         Procurar que el ambiente sea relajado, sin distracciones y sin prisa.
·         Sentarse en frente del paciente para ayudarle a comer.
·         Si puede permanecer sentado, colocarlo con la espalda correctamente alineada y apoyada sobre el respaldo de la silla, y la cabeza alineada con el tronco, para poder hacer la maniobra.
·         No hablar mientras se come. Al ser posible, restringir las visitas en la hora de la comida.
·         Facilitar que coman solos, por sus propios medios. Para ello es aconsejable que haya una adaptación de cubiertos, vasos, platos, etc. No usar pajitas ni jeringuillas.
·         Mientras comen, deben estar acompañados.
·         No dar de comer ni de beber si el paciente está adormilado o agitado.
·         No introducir alimento hasta que no se haya vaciado la boca.
·         No mezclar texturas de alimentos.
·         No ayudarse de agua para tragar.
·         Después de comer, permanecer sentado al menos 30 minutos para evitar posibles aspiraciones.
·         Si existiera algún atragantamiento, aconsejar al paciente que tosa, nunca dar golpes en la espalda.


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