Descontentos con las pizzas que ofrecían en sus trabajos y defraudados con las que ellos mismos probaban, los jóvenes pizzeros Francesc Ros y Carlos Hernández decidieron hace ocho años convertirse en empresarios. Así nació Pizzerías Carlos, para proporcionar unas pizzas que recordasen el sabor tradicional y auténtico que se había ido perdiendo en las cadenas de pizzerías.
La cadena cuenta con 50 locales en España, parte de los cuales se concentran en Madrid y Cataluña, aunque está inmersa en un proyecto de expansión con el que quieren duplicar esta cifra en tres años a través del modelo de franquicia. Eso la sitúa entre los primeros puestos del ranking de las principales cadenas de pizzerías de servicio rápido por número de locales y por cuota de mercado en España, según los últimos estudios.
La apertura del primer local en Alcobendas (Madrid) tuvo lugar en 2009 y un año después, ante el éxito cosechado, los dos socios decidieron ampliar el negocio con dos restaurantes más.
El pasado año se cerró con 44 establecimientos, buena parte de los cuales se concentran en Madrid y Cataluña, y la previsión es clausurar 2017 con más de 50, con lo que aumentará el número de empleados, situado ahora en unos 1.000. La facturación anual de la cadena puesta en mercado fue superior a los 20 millones de euros en 2016.
Desde que se activó el proyecto de Expansión el pasado mes de enero, se han abierto franquicias en Salamanca, Badajoz, Valdemoro (Madrid) y las más recientes en Córdoba y Mataró, así como una tienda propia en Parla (Madrid). En breve está prevista, además, la apertura de otras franquicias en Ciudad Real, Tarragona y Elche.
El 40% de las tiendas que hay en la actualidad son propiedad de los socios y el 60% se explotan en régimen de franquicia, del que el 20% corresponde a multifranquiciados.
Recientemente la empresa ha firmado acuerdos con algunas entidades bancarias para poder ofrecer condiciones ventajosas a los franquiciados que precisen financiación para poner en marcha el negocio.
Desde que comenzaron su andadura, los restaurantes, que tienen la cocina a la vista, han ido incrementando su tamaño y actualmente se decantan por espacios superiores a los 250 m2 con aforos de 75-90 personas, siendo la inversión media para la apertura de una franquicia de unos 250.000 euros.
La marca dispone de distribución propia y desde finales de 2016 cuentan también con obrador propio, ubicado en San Fernando de Henares (Madrid), donde elaboran la masa para la fabricación de las pizzas.
Aunque su especialidad es la pizza, se ofrecen otros productos como la pasta, ensaladas, complementos, postres y bebidas. También disponen de productos sin gluten certificados FACE, con quien mantienen un convenio desde 2014.
Además de ofrecer un producto de sabor reconocido, la fórmula del éxito de la marca hay que buscarla en haber sabido aunar con acierto el delivery y el servicio de mesa de calidad, alejándose así del concepto fast food y enmarcándose más bien en el casual food. Es por ello que los restaurantes, con una cuidada decoración moderna y funcional, son espacios acogedores donde se pueden degustar completos menús con vino incluido y servicio de vajilla.
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