08 diciembre 2016

La explotación agrícola de la Vega del Jarama surge como necesidad de abastecer a la industria

El carácter agrícola de San Fernando de Henares está condicionado por el sentido industrial del lugar, el cultivo de las tierras del término significa un intento de abastecer de géneros de primera necesidad a los fabricantes y a las manufacturas en sí. Así pues, no se pensó en un principio en disfrutar del lugar como una hacienda o posesión, sino que el cultivo surgió en función de su condición industrial, comprendiendo la jurisdicción de este sitio de diferentes porciones de tierras de distintas calidades, entre las cuales hay muchas incultas u ociosas, y eran pocas las que estaban aprovechadas, en consecuencia, se pretendió que todas fuesen útiles, en función de sus calidades y en beneficio de las fábricas que se iban a construir en San Fernando de Henares, siendo los consumos de éstas las leñas y aceite, y planteando la plantación de olivos y vides, para surtir al pueblo y a la fábrica. Además se realizó gran plantío de árboles frutales, vides, chopos, álamos y otros, con el fin de suministrar leña y maderas.



En esa época los comestibles y la leña eran caros, y se pretendió dotar a las tierras de cultivos necesarios para el autoabastecimiento. El Administrador Ventura de Argumosa tenía una gran preocupación por la carestía de víveres.

A finales de 1746 trabajan los jornaleros activamente en la Vega, se traen álamos, chopos y árboles frutales de toda especie de diferentes lugares, en las tierras de secano se plantan olivos y vides. Se introduce el cultivo de productos específicos para la industria, como el lino y la gualda, se comienzan a plantar moreras y un francés se hace cargo del cultivo del cardón, utilizado para perchar los paños. 


La vega se organiza desde un primer momento racionalmente, disponiendo los árboles en calles y en plazas, contando el sitio en 1754 con 12.000 árboles frutales de todo género, ocho mil chopos y mil moreras, cuarenta mil vides y 4.500 metros de olivo, además de diferentes sotos y alamedas en la ribera del río Jarama.  Ventura de Argumosa tuvo que vender el ganado y los aperos de labranza, y a alquilar tierras para conseguir dinero y seguir cultivando.