Arganda del Rey (54.000 habitantes), Villaviciosa de Odón (27.000) y Arroyomolinos (26.000) planean bajar en 2017 el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Lo harán después de que el Ministerio de Hacienda les haya autorizado a actualizar a la baja el valor catastral de las viviendas (sobre el que se calcula el IBI) para que se acerque al precio de mercado. En total, 56 municipios madrileños verán actualizado ese valor (32 al alza y 24 a la baja), pero cada Ayuntamiento tiene margen para repercutirlo o compensarlo en el recibo del IBI.Después de años de desplome, los precios de las casas en la Comunidad de Madrid volvieron a aumentar a mediados de 2014.
Sin embargo, las cifras aún están a una distancia sideral de las que se llegaron a alcanzar antes de la crisis. Mucho más en municipios pequeños cuyo crecimiento se disparó a lomos de la burbuja inmobiliaria, como Arroyomolinos. Por eso su Ayuntamiento ha querido actualizar el valor catastral de las viviendas del municipio, a partir del cual se calcula el IBI. “Puede llegar a suponer una bajada de 60 euros en algunos casos, pero no me atrevo a dar una bajada media porque cada caso depende del tipo de vivienda, de su ubicación...”,
En Arganda del Rey, un portavoz sí ofrece un cálculo de bajada media en recibo del IBI para sus vecinos en 2017: un 8%. En Villaviciosa de Odón, también: un 2%. En el caso de Rivas-Vaciamadrid (81.000 habitantes), el IBI en 2017 “se congelará, en algunos casos habrá muy ligeras bajadas de en torno a dos euros”, explican desde el departamento de prensa. Por su parte, una portavoz del Consistorio de Colmenar Viejo (47.000 residentes) avanza sencillamente que “en la mayoría de los casos el IBI bajará”.
En Fuenlabrada, que con 195.000 habitantes es la mayor de las 56 localidades madrileñas en el listado del Ministerio de Hacienda (de un total de 2.452 municipios que verán en toda España actualizado su valor catastral en 2017), la reducción será del 10%. Pero este diario no ha conseguido respuesta del Ayuntamiento sobre cómo se verá eso reflejado en lo que finalmente tendrán que pagar los vecinos.
El Consistorio de San Fernando de Henares, una localidad de 40.000 residentes en verdaderos aprietos económicos y a cuyos valores de bienes inmuebles se les aplicará el año que viene una reducción del 8%, respondió ayer a través del gabinete de Comunicación: “Hay que llevarlo al pleno municipal para tomar la decisión”.
Subidas hasta el 6%
La misma respuesta —que será el pleno el que tendrá que pronunciarse ahora— la dan desde San Martín de Valdeiglesias (8.400 habitantes), solo que en este caso no hay bajada, sino subida de las cifras de referencia: del 3%. Florentino Serrano, alcalde del pequeño pueblo de Quijorna (3.400 residentes), sí afirma de forma tajante que su intención es compensar esa subida bajando el tipo impositivo que fija el Ayuntamiento, de tal manera “que los vecinos paguen lo mismo por el IBI el año que viene”.
En la mayor parte de los Consistorios madrileños que aparecen en el listado del Ministerio de Hacienda (32) la actualización del valor catastral de las viviendas ha sido al alza. La subida más generalizada es, como en los casos ya mencionados, del 3%, pero también se han registrado aumentos del 4% en cuatro municipios: Bustarviejo, Carabaña, Chinchón, Manzanares el Real y Valeolmos-Alalpardo. Y en un caso más, Perales de Tajuña (2.800 habitantes), la cifra se eleva hasta el 6%. En todos estos casos, los gobiernos municipales deberán decidir ahora cómo repercuten esas subidas en el IBI, si la trasladan directamente o las moderan parcial o totalmente.
EL GRAN PILAR DE LOS INGRESOS MUNICIPALES
El impuesto sobre bienes inmuebles (IBI), que han de pagar todos los propietarios de viviendas o fincas rústicas, es probablemente el pilar fundamental de los ingresos de los Ayuntamientos y lo ha sido aún más durante los años de crisis. En 2014, los Consistorios recaudaron 13.228 millones de euros gracias a este gravamen, lo que significó el 40% de los ingresos impositivos de las entidades locales españolas.
De hecho, el IBI es el único tributo del sistema fiscal cuya recaudación creció durante los años de crisis: un 60% entre 2008 y 2013. Ahora, aunque los expertos advierten de un crecimiento más lento, seguirá teniendo sin duda una importancia capital para los ingresos municipales, lo que lo convierte sin duda en un impuesto difícil de tocar.
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