Víctor Entrialgo, 13 de octubre de 2016
En el siempre espectacular desfile del dia de la Nación, pese a los nubarrones amenazantes, los aviones dejaron tras de si los colores de la bandera. Los caballos otra cosa peor.
Iglesias, como los cuadrúpedos, desconoce la historia y por ende lo que muchas de sus rancias propuestas propiciaron durante el último siglo.
Por eso ha dicho que el día de la nación no debe celebrarse, pues según él en España naciones habrá 17 o incluso 4000 y pico, si el derecho a decidir se extiende al Valle de Arán o a San Fernando de Henares y así.
Y piensa este lider de los políticos "Peterpan" que pululan increiblemente a sus anchas por España, que menos aún debe celebrarse la fiesta nacional con desfiles militares de exaltación de la tierra de los padres y la tierra de los hijos, que no otra cosa es la patria, junto al renovado y siempre perfeccionable proyecto de vida en común.
Pablo Iglesias prefiere aliarse con los que no ha mucho tiempo asesinaban españoles, en lugar de sentirse identificados con los que constitucionalmente están llamados a defenderlos junto a la unidad de la patria "común" e "indivisible".
¿Cuantas veces tendremos que repetirlo para que estos políticos "peter pan" que no quieren crecer, acaben de entenderlo? ¿Qué parte de "común", - de todos y no de una secta que sigue empeñada en excluir a los ocho millones de españoles que ganaron las elecciones, no han entendido?
¿Qué parte de la España indivisible del art 2 de la Constitución, o sea, que no tiene partes, que tiene sólo divisiones administrativas de organización territorial, no acaban de entender?
El Capitán Garfio, Peter pan y Campanilla, que en sus luchas infantiles quieren vivir del cuento, piensan que el combate frente a los degollamientos del estado islámico debería hacerse lanzándoles desde un globo aerostático lacasitos.
Es la demagogia más barata después de la segunda guerra mundial, la de Chávez y Maduro en Venezuela que sufragaron su nacimiento. No así la del Irán de los ayatolas, que también lo sufragaron. Así que ya tenemos aqui su ambigüedad y compromiso internacional, de fábrica.
Pero en este juego infantil, los políticos peter pan juegan con el fuego venezolano, con el iraní, con los separatistas catalanes y vascos de Bildu y con todos aquellos que pretenden la división de lo indivisible, la desunión de la unidad, la destrucción de la concordia en aras de unas supuestas nuevas ideas que en realidad son más antiguas que andar patrás, que es adonde nos quieren llevar.
Pese a los nubarrones que siguen amenazándonos, los aviones del desfile del dejaron tras de si los colores de la bandera. Los políticos peter pan, que quieren vivir del cuento, van dejando a su paso con sus declaraciones, otra cosa peor.
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